Balance expositivo de 2021

Bruno Marcos recuerda las exposiciones más significativas del año que ahora termina

Bruno Marcos
31/12/2021
 Actualizado a 31/12/2021
Paloma Navares ‘Almacén de silencios’ 1994-95. Colección Musac. | MUSAC
Paloma Navares ‘Almacén de silencios’ 1994-95. Colección Musac. | MUSAC
El año del desconfinamiento empezó de forma eufórica para paralizarse en su mitad. Todo lo que había quedado atascado eclosionó alcanzando su clímax con la llegada de la primavera. Algunos sucumbieron a la tentación de reeditar lo que ya estaba descatalogado antes de la pandemia y una sensación no ya de ‘déjà vu’ sino de plomizo ‘ritornello’ floreció por doquier. Pero, realmente, lo que ocurrió no fue un retorno de lo caducado sino un solapamiento del vacío que supuso ese periodo. Se nos pasó por la cabeza que una situación como aquella, sin precedentes históricos, una pandemia y un confinamiento globales, produciría relatos portentosos y lo que trajo fue una desaparición de ellos.

Lo más destacable durante el año que ahora acaba han sido exposiciones como ‘El vuelo’ (MUSAC) de Paloma Navares (Burgos, 1947), que fue pionera en el tratamiento crítico de la figura femenina introduciendo tempranamente nuevas tecnologías y cuestionando el canon o la cosificación de la mujer a lo largo de la Historia del Arte y en la actualidad del mundo de consumo y los mass media con instalaciones de magnífica escenificación.

También en este museo se presentó la totalidad del trabajo que el artista Valcárcel Medina (Premio Nacional 2007 y Velázquez 2015) ha realizado en torno a la arquitectura y el urbanismo, una colección de planos dibujados con toda la meticulosidad necesaria para que pudieran ser construidos pero que no se harían nunca por ser ideas prematuras, concebidas antes de tiempo, llenas de crítica, ironía y humor, proyectos de edificaciones insólitas que resolvieran problemas sociales. Exposición que incluía los trabajos que realizó en 1991 con la galería Tráfico de Arte, sugerencias al plan urbano que en aquel tiempo acometía la ciudad de León. Precisamente, las salas del MUSAC albergaron más de seis meses una extensa exposición dedicada a la historia de esta galería leonesa dirigida por Carlos de la Varga que, durante diecisiete años, desplegó una enorme actividad acelerando la llegada de las producciones más contemporáneas y expandiendo su acción al espacio urbano y a la naturaleza.Una de las últimas exposiciones inauguradas en este museo, y que se podrá ver los primeros meses del próximo año, es ‘Memoria del porvenir’, una selección de obras pertenecientes a su colección que ilustran las preocupaciones que los artistas mostraron respecto a los futuros más inmediatos de las últimas cuatro décadas con piezas que van desde la Guerra Fría hasta la crisis actual de la pandemia, pasando por el terrorismo islamista o la guerra de los Balcanes, entre muchos otros temas como los efectos de la industria o los dilemas medioambientales.

La gran apuesta del año la llevó a cabo la Fundación Cerezales Antonino y Cinia mostrando el paisaje de una forma inédita poniendo la mirada en los materiales del territorio en el que se ubica para ver cómo se transforman constantemente. La exposición se tituló ‘A punto de ser nada’ y contaba con fósiles que salieron a la luz en voladuras con dinamita en explotaciones mineras a cielo abierto, imágenes de montañas y praderas artificiales, documentos y mapas históricos, obras de arte actual fruto de trabajos de campo realizados por toda la provincia, pintura del siglo XVII, colecciones botánicas y minerales, películas como ‘Los montes’ de José María Martín Sarmiento, además de grabaciones discográficas de antropología sonora de todo el mundo. Cabe señalar, por último, algunas exposiciones como la que se pudo ver en el Museo de León de José Manuel Navia, un recorrido fotográfico no ya por la España vaciada sino por la que hace décadas que ha muerto. Hay que destacar, además, la actividad del recinto municipal el Palacín, que ha organizado exposiciones interesantes en torno a la fotografía como la de Manuel Martín de la Madrid y su hijo Manuel Martín, cuya obra compone un fascinante relato no oficial de nuestra ciudad; o la recientemente inaugurada ‘Vida’, del fotoperiodista Gervasio Sánchez, que ha puesto el acento en mostrar cómo algunas de las víctimas de los diversos conflictos que ha cubierto, después de los años, han logrado ser felices.
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