Secundino Llorente

Bachillerato de tres años

15/12/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Estábamos seguros de que la nueva reforma educativa barrería las reválidas, la religión no ponderaría para la selectividad, la enseñanza concertada perdería fuerza y el castellano sería humillado en las comunidades autónomas bilingües. Sospechábamos que trataría de agradar al alumnado bajando los niveles de exigencia, incluso titulando con suspensos, y que trataría de animar al profesorado con promesas de reducción de horarios y ratios.

Hasta aquí todo era esperado en esta reforma anti-lomce. La sorpresa ha llegado con el eufemismo «bachillerato de tres años» para que no se traumaticen los que se vean obligados a repetir primero. En ese caso el bachillerato pasará a tener tres cursos. En el segundo año el alumno cursará una mezcla de asignaturas de primero y segundo normal. Y el tercer año todo lo que quede pendiente. La ocurrencia es mágica. De un plumazo hemos eliminado los repetidores en bachillerato. Ya no volverá a haber alumnos humillados y oprimidos. Y además es una buena forma de maquillar las estadísticas de repeticiones. Estas serán las razones de tal ocurrencia porque para el alumnado es un regalo envenenado.

Con estas medidas populistas y paternalistas lograremos bajar el nivel e igualarlo por abajo. Enterraremos la cultura del esfuerzo. Muchos alumnos se relajarán desde el principio del bachillerato acomodándose a los tres cursos. Perderán el estímulo que ahora tienen de pasar a segundo con un máximo de dos suspensos. Y lo que es peor, los profesores que siempre han intentado ‘echarles una manita’ en la evaluación final, van a ver en el nuevo formato una solución para no tener que regalar nada. El número de alumnos que necesitaban tres cursos para conseguir el título hasta ahora por repetir es muy probable que se multiplique con el nuevo modelo.

Para colmo esta mezcla de asignaturas de varios cursos puede funcionar en la universidad, pero en el instituto es prácticamente imposible. Ya lo intentaron en Cataluña hace una década y el modelo no funcionó porque era irrealizable e inviable cuadrar los horarios de 1º y de 2º sin coincidencia de materias. Los profesores de secundaria estamos convencidos de que este modelo de bachillerato de tres años no tiene futuro.
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