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Ayudas para caprichos

23/11/2020
 Actualizado a 23/11/2020
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Ya tenemos una de las principales calles de la capital leonesa pintada de colores, deteriorada y ensuciada, y en vías de intentar solucionar la chapuza para que no se dé cuenta la gente. Como si en pleno 2020 a una sociedad con uno o dos móviles en el bolsillo de cada persona fuera posible intentar ocultarle algo que ocurre al sol en mitad de la calle más concurrida de León… Pues eso, que además de para hacer montajes graciosos que la gente comparte en las redes sociales, la pintura de Ordoño II, la de los 400.000 euros, va a dar mucho de qué hablar.

Entiendo, a juzgar por los hechos, que como no hay en qué gastar el dinero ahorrado con las fiestas no celebradas y los eventos no organizados por culpa del virus este que vino de Oriente, lo más socorrido es gastar en pintura. Y le estaba hablando de Ordoño pero lo peor es que esta frase sirve para León y para otros muchos sitios de nuestra provincia, como el caso del lugar desde donde le escribo, donde llama la atención de una manera escandalosa cómo están cogiendo color las calles aunque lo de coger color sea a base de ir dando unas manos de cobertura encima de otras.

Al hilo de esto me sorprende la facilidad que tienen algunas personas cuando llegan a gobernar o cuando tienen algún puesto de responsabilidad en una administración pública o capacidad de mando en una empresa privada para comprar y contratar. Me acuerdo de un par de casos de personas con las que traté cuando pagaban de su bolsillo las facturas y un tiempo después cuando ellos contrataban pero ponían el sello en la minuta y ya luego la transferencia por el importe total la hacía otro.

Le he dicho más veces que en esta España nuestra tenemos un problema muy grande con el sector público, con las administraciones y con el coste que acarrea todo eso. Y si hay un país que necesita desesperadamente los fondos europeos para salir de la crisis económica causada por la pandemia, somos nosotros. Pero si ya era complicado justificar a nuestros colegas alemanes, holandeses y franceses lo de nuestros chiringuitos, a ver cómo le contamos que necesitamos 140.000 millones de euros para caprichos. Entre otras cosas.
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