¡Ay si la abuela coge la aguja!

05/04/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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Les ha pasado a la mayoría de las y los jóvenes que han dejado los pantalones en el cubo de la ropa sucia. Los ha visto la abuela, se ha asustado de que ya estuvieran rotos siendo nuevos y para evitarle la bronca en casa –las abuelas, siempre tapando– cogió la aguja, el dedal y el hilo, dejó caer las gafas hasta el final de la nariz, se sentó en la parte de la galería que tiene más luz y con la paciencia que traen de serie estas mujeres que ya lo han visto todo fue cosiendo, uno a uno, todos los rotos del pantalón nuevo.

Pero resulta que ni las abuelas lo habían visto todo, que los pantalones ya venían rotos de la tienda y, es más, parece que son más caros pues los destrozos se hacen "a mayores".

Y viene a rematar lo que a la abuela le parece una locura que es ella la que recibe la bronca por haber cosido los pantalones. No entiende nada, pero ése es el destino de las abuelas, tanto que acaban entrando en razón. "Pues mira qué bien, la cantidad de pantalones que tuve que zurcir porque se habían roto y ahora están de moda".

Primero fue que la arruga es bella, ahora que las modernas planchas trabajan que ni te enteras; y ahora resulta que la rotura también es bella.

– Abuela, ¿sabe lo que costaron los pantalones?

– No me lo digas... que los coso otra vez.
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