"Ay, si el mí Pirri supiera hablar... es lo que le falta"

Pilar González, de Barrio de la Tercia, es la ganadera elegida para el homenaje que cada año hace la Feria Carea. Y, tal vez sin pensar en ello, acertaron pues esta activa jubilada de lo que quiere hablar de su viejo carea, Pirri, que "lleva toda la vida conmigo"

Fulgencio Fernández
27/05/2018
 Actualizado a 15/09/2019
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Si subes la Collada desde Villamanín por Barrio de la Tercia te encuentras, seguro, con Pilar González. O sube por la carretera con su caminar ligero o, lo más probable, está sentada, en la hierba, en una sebe, observando las yeguas y ovejas de los hijos, pastoreando...

Reparas en ella. Pero no te olvides que a su lado estará un carea tan listo como cariñoso, Pirri, se llama.

- ¿Cuántos años tiene?
- Todos. Ya es muy viejín... lleva toda la vida conmigo, me va a dar una pena cuano sea... Y nunca termina la frase del «cuando sea», no quiere «ni mentarlo». Por el camino lo lleva atado, «no vaya a ser que en un descuido me lo atropelle un coche y me muero de pena».

Pirri mira. Sentado a su lado. Lo entiende todo.
- ¿Sabe hablar?
- Es lo que le falta.

Son muchos años. Los que llevan juntos y los que Pilar lleva dedicada a la ganadería. «Calcula tú. Tengo 73 años y llevo desde niña, en casa siempre hubo ganado, vacas, yeguas, ovejas... y siempre me gustó cuidarlas».

Pilar González ha sido elegida este año para el homenaje que se rinde en la Feria Carea a un pastor. Es la primera mujer, pues en ediciones anteriores fueron para Aurelio Carral, de Santa María del Monte del Condado; Arcadio Rodríguez, de Villamayor del Condado. Por ello, no solo es la primera mujer sino que también abre fronteras fuera del Condado, hasta la Tercia, otra de las comarcas ganaderas de gran tradición.

- ¿Has hecho la trashumancia?
- He hecho todo; y qué bonita es la trashumancia, ver pasar los rebaños llenando toda la cañada... no tenía que desaparecer nunca.

La tradición ganadera sigue en su casa, dos de sus cuatro hijos se dedican a ello y Pilar ayuda enlo que puede, que todavía es mucho.
Pero su obsesión estos días, para ir a recoger el premio, es Pirri. Parece un homenaje a la Feria, ella quiere que se reconozca la labor del viejo carea. «Sin un perro de estos no haces vida de un rebaño, ellos son los que hacen lo más complicado, los que corren, juntan las ovejas... Solo les falta hablar».

Este domingo le entregan el premio en la Feria. Está nerviosa, no quiere no oír hablar de tener que decir unas palabras en el acto. «Déjame, con los nervios que tengo y todavía no llegó el día».

- Algo tendrás que decir. Y si no que lo diga Pirri.
- Ay, si supiera hablar, también me sacaba de esta.

Pero Pirri no puede estar en todo.
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