18/09/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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El paso de Rajoy por el gobierno fue de más pena que gloria, por su falta de carácter e incapacidad para afrontar los problemas, la mayoría de los cuales, dejó pendientes. Su estrategia consistía en no hacer nada y esperar. Porque «el tiempo todo lo cura». Naturalmente, siendo el paradigma de tal condición, sus políticos no deberían ser muy diferentes.

Hay casos notorios de esta clase de ‘dejación’. Solo por citar algunos, recordamos el conservatorio de León, en un espacio inadecuado e insuficiente que la ciudad no aceptaría. Una gran idea de la Junta para no hacer algo que no se tiene intención de hacer. El resultado, para dios sabe cuándo.

Si el aeropuerto, hubiera dependido del consejero Silván, ahora tendría más ratas que el animalario de la Facultad de Veterinaria. Sobre el estado de las carreteras poco hay que decir. Es tan lamentable que, como solución, se obligó a los vehículos pesados a circular por la AP-71, de Astorga. ¡Vaya! para una iniciativa que lanzan… viene la Justicia y lo para.

Para no extenderme en lo que todos sabemos, acabo con el ‘Centro Estatal de Referencia para Personas Mayores’ que lleva años construido, y sin actividad. A pesar de que, si en algo destaca León, es en la abundancia de viejos. En este ámbito, se entiende que el paso del tiempo resulta fatal.

Ante este catálogo de ineptitud, me resulta reconfortante saber que el alcalde, José Antonio Díaz, se pronuncie por la reapertura del Teatro Emperador, que en su día fue orgullo de la ciudad y cayó en desgracia, por falta de arrestos y de ideas. Ya sabemos que, cuando un caserón inhabitado se cierra, entran los duendes y se encargan de que todo se deteriore, las sillas se caen, las cortinas se pudren, el polvo todo lo invade y el aire se enrarece. Al margen del aspecto cultural que supondría, es una cuestión de orgullo para León: un teatro, como el Campoamor de Oviedo, el Calderón de Valladolid o el Jovellanos de Gijón.

Son trece años cerrado sin explicación. Pero los incapaces políticos que lo vieron, seguían esperando que el tiempo diera la solución. Ahora, dicen que la recuperación cuesta mucho. ¿Para qué está la Junta?

Si de mí dependiera inaugurarlo, sin dudar, lo haría con ‘Lo que el Viento se llevó. Pero no de Georgia, sino de León.
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