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Averados a la esquina de la barra

18/09/2022
 Actualizado a 18/09/2022
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El bar –cuando se dice el bar ya se sabe que hablamos de la ruralidad, es decir, el bar que hay y cuando lo hay– pues eso, vuelvo al suco que hoy sí que esnorté pronto, que el bar tiene sus códigos de conversación y hay que ceñirse a ellos cuando llega el momento, el guion es lo primero.

En agosto hay que hablar de los surtimientos, que para eso se sabe por ellos el tiempo que va a hacer todo el año y el que sabe cuando va a llover tiene la llave de la sabiduría. Para sí la querría el cura don Alejandro que cuando le pedía el labrantío que sacara la virgen en rogativa a ver si llovía de una vez él se escudaba: «Si hay que sacarla se saca, que para eso está, de llover no veo que ponga manera, ni una nube». Si llega a saber cuando iba a llover la saca el día antes y le achacan más milagros que a Nando el mago, que daba de beber a los paralíticos agua de la fuente de Guadalupe la del tío Justo y se levantaban de la silla como si les hubiera picado una avispa ahí, donde estás pensando.

Luego está la conversación de los últimos días de agosto, cuando empiezan a marchar los rapaces en tromba;que ya decía El Chispa al verlos ir para el coche de linea: «Sólo suspende el mí nieto pero cuando llegan los exámenes marchan todos los guajes, debe ser por no dejar solo al rapaz mío, se hacen tantas amistades por el verano».

Se conoce que sí.

Y estos días está la conversación de empezar el otoño, la del final de las vacaciones, que ya solo vuelven algún fin de semana ‘a lo primero’ pero van escapando por la gatera sin decir ni adiós y entonces es cuando te quedas solo con el dueño del bar, allí averados a la esquina de la barra, esperando a ver si llega algún penitente que quiera jugar la partida, y uno de los dos pronuncia la frase de la derrota: «Ya no quedamos más que los pardales».

–Sidoro decía que los gorriones; le matizo, por introducir a un clásico en la conversación.

–Pues entre pardales y gorriones... sumamos dos, así que echa tú mismo las cuentas.

Pues no caigo.
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