20/02/2020
 Actualizado a 20/02/2020
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Vegamián, Campillo, Ferreras, Quintanilla, Armada, Lodares, Utrero y Camposolillo...La de verbenas que he perdido cada verano, la de paisanos a los que ni siquiera he podido conocer y la de curvas que he tenido que tomar para llegar al paraíso redipollejo por culpa del pantano del Porma. Y todo para que ahora venga la inefable ministra de la ventolera climática y las prisas para liquidar el carbón a decirnos que hay que replantear el futuro de los regadíos. Ahogamos la montaña y al final dejamos media llanura sin remojar. No se le ocurren estas cosas ni al que asó la manteca, aunque me gustaría que se llevase a cabo solo por ver la cara de algún encantador de serpientes de la política leonesa que no ve más allá de su ombligo y cree que los del norte no tenemos derecho ni a ponernos los esquís para generar un poco de vida en nuestros pueblos. Quizá quiera que colguemos el cartel de ‘cerrado por defunción’ en nuestras montañas, porque está bien poner el grito en el cielo contra los desequilibrios entre provincias, pero nadie habla sobre los que estamos padeciendo en nuestra propia casa, que no son pequeños.

Y si ahogamos la mitad del norte de la provincia y enterramos la otra mitad, igual sí que hay médicos suficientes para los consultorios del resto de nuestro terruño, algunos de los cuales se encuentran en bastante mejor estado que el centro de salud de Pinilla, de cuya reforma ya se hablaba cuando yo era un mico e iba a que el doctor Pérez Bernabéu examinase mis anginas y me dijese que tenía que perder peso. Tengo miedo de que empiece incluso antes mi dieta que las obras prometidas en falso año tras año por los gestores de esta nuestra comunidad.

Pues todos estos son los que dicen que se van a sentar a una mesa para labrar el futuro de esta tierra. Lo cierto es que me entraría la risa si no fuese tan inmensa la pena que supone ver a los amigos que cada domingo se marchan porque trabajan fuera o comprobar que en los bares de los pueblos cada vez hay menos partidas. Mucho tendrían que cambiar las cosas para que aquellos que han contribuido a generar el problema vayan ahora a solucionarlo. Y mucho tendrían que cambiar las cosas para que lo que se haga en la mesa no sea la autopsia de León.
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