Aunque suene la flauta

Por Pablo Campos (Radio León)

09/05/2019
 Actualizado a 10/09/2019
Vázquez hace un remate frente al Deportivo B. | MAURICIO PEÑA
Vázquez hace un remate frente al Deportivo B. | MAURICIO PEÑA
Ha convertido la Cultural su futuro deportivo en una cuestión de fe, sin depender de sí mismo y el equipo cogido con alfileres y a golpe de palos de ciego. Se tambalea en la lona como un boxeador sonado y espera que la campana le salve de una derrota por K.O. Un milagro deportivo, una carambola de esas que ocurren con cierta frecuencia y que, sin embargo, no debería hacer perder la noción de una temporada para la reflexión. El improbable ‘playoff’ y qué decir de un utópico ascenso no cambiarían el diagnóstico: errática planificación y peor ejecución.

La Cultural carece de una estructura acorde a su millonaria inversión. El director general es la figura que representa al club y que, a su vez, perfila y acomete fichajes. También la persona que negocia las condiciones. La secretaría técnica es una parcela consultiva y poco desarrollada, impropia de una entidad que presume de crecimiento. Hay cimientos, pero faltan obreros cualificados para que el edificio tenga altura. Falló el plan deportivo, es archiconocido, y también las soluciones. Cea llegó desde Doha y Aira desde León. Soluciones que abrieron un intenso debate interno en esa estructura huérfana de un líder, un especialista.

Son lícitas las dudas de Aspire, su decisión de bajar el presupuesto y también la querencia a nuevas alianzas, pero de una entidad de semejante prestigio se espera una autocrítica profunda para depurar responsabilidades. Y desde el respeto y admiración hacia una organización que hizo más por la Cultural y por la ciudad que sus propias gentes, el error parte de la academia al transmitir con su estrategia la sensación de que sin Roberto Olabe en la sombra se acabó el maná. Una buena lección para los que piensan que el dinero lo es todo en el fútbol. Tan importante es ser rico como saber en qué manos depositas tu riqueza.

Nada más peligroso que un final feliz para disfrazar las carencias que la liga ha destapado en las últimas dos temporadas. Por cierto, usar veintidós jugadores en cuatro partidos y cambiar de portero o de idea a la desesperada, es decir, clavar los codos en mayo, es síntoma de mal estudiante. Aunque suene la flauta.
Archivado en
Lo más leído