Aumentan las capturas de corzo y jabalí un 295,9% en la provincia

Algunas especies casi triplican el número de ejemplares cazados, lo que refleja un aumento de las poblaciones, con su impacto en las carreteras y el campo

Ical
13/12/2020
 Actualizado a 13/12/2020
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Las posibilidades cinegéticas en Castilla y León mantienen una tendencia ascendente en la Comunidad, donde el número de capturas se ha incrementado en un 27,5 por ciento en la última década. Sin embargo, este crecimiento no es generalizado en todas las especies pero sí de forma mayoritaria en aquellas de caza mayor, caso del jabalí, el corzo o el ciervo. Su proliferación sigue generando importantes problemas, tanto en lo que a la seguridad vial se refiere como en el campo, tanto en la agricultura como en la ganadería.

El número de capturas en la última campaña alcanzó en Castilla y León 1,9 millones, un 27,5 por ciento más que hace una década cuando, en la temporada 2009-2010 las capturas en la Comunidad se situaron por encima de 1,5 millones. Este incremento viene propiciado en buena medida por el aumento en la caza de animales como el jabalí, el corzo, el ciervo o el conejo, que no solo suponen un importante riesgo para la seguridad vial sino también para agricultores y ganaderos de la Comunidad.

Aunque entre las cuatro especies tan solo suponen un 27,7 por ciento de total de capturas, son los animales que mayor número de daños están provocando en el campo. Pese a que no hay censos concretos, en general es el número de capturas el que permite hacer una estimación global, ya que la fórmula empleada para ello suele la de multiplicar por cuatro el número de ejemplares cazados, aunque el presidente de Asaja en Castilla y León, Donaciano Dujo, reconoce que esa estimación no siempre es correcta porque con esa fórmula el número de animales es muy superior, en algunos casos como el jabalí hasta siete veces más y también en el caso de los corzos "hay muchísimos".

El número total de animales cazados aumentó en todas las provincias de la Comunidad. Donde más se notó fue en León, donde aumentó en un 295,9 por ciento hasta los 242.288 animales capturados. En Burgos creció un 76 por ciento (497.043); un 41 por ciento en Ávila (126.794); un 26,9 por ciento en Segovia (115.508); o un 15,5 por ciento en Palencia (202.445 animales capturados). En la provincia de Salamanca el crecimiento fue del 14,5 por ciento (156.285); del 12,3 por ciento en Soria (193.838); del 11,1 por ciento en Valladolid (260.571 capturas) y el menor aumento se dio en Zamora, donde fue del 9,3 por ciento hasta los 168.062 ejemplares.

En relación a las especies más problemáticas, según los datos de la Junta de Castilla y León recogidos por Ical, en la última década, el número de jabalíes se ha multiplicado casi por tres, al pasar de los 17.916 a los 53.139, lo que supone un aumento del 196,7 por ciento; en el caso del corzo ha aumentado un 163,1 por ciento, desde los 8.972 de hace diez años a los 23.604 de la última campaña. Algo parecido ocurre en el caso del ciervo, que aumenta el número de capturas en un 52,9 por ciento hasta las 11.219; y los conejos han crecido un 41,1 por ciento, hasta superar los 455.000.

Por provincias, la tendencia generalizada ha sido creciente en esta década, salvo en el caso de los conejos, cuyas capturas descendieron en Palencia (un 1,6 por ciento hasta las 56.116); en Salamanca (un 52,9 por ciento menos hasta 16.180 capturas) o en Soria (un 3,9 por ciento menos y 10.067 ejemplares) y también en Soria en el caso de los ciervos (un 53 por ciento menos, hasta 4.994).

En relación al jabalí, que es una de las especies que más perjuicios está ocasionando en los últimos años, el crecimiento fue especialmente importante en la provincia de Zamora, donde el número de capturas creció en un 764,9 por ciento a pesar de que el total fue de 5.864, una cifra muy inferior a la registrada en otras provincias como León, con 12.016 capturas (un 312,1 por ciento más) o en Salamanca, con 11.495 (un 187 por ciento más).

El corzo es otro de los animales más problemáticos, en especial en provincias donde su incremento ha sido muy destacado, caso de Valladolid, donde su presencia creció un 5.412,5 por ciento hasta los 441 ejemplares capturados (ocho una década antes); un aumento del 2.341 por ciento en Ávila, hasta los 585 ejemplares; o un 1.063,9 por ciento en Segovia, con 1.839 animales cazados frente a los 158 de una década anterior. En el caso del ciervo, el crecimiento ha sido menor pero también importante en Ávila, con un aumento del 303 por ciento (1.080 ejemplares); en Zamora, donde creció un 275 por ciento (1.397 ciervos) o en Segovia, con un 274 por ciento más (187 capturas).

La caza como solución


El presidente de la Federación de Caza de Castilla y León, Santiago Iturmendi, lamenta que no todas las especie, en especial de caza menor, sufran un incremento como consecuencia del deterioro de los ecosistemas, lo que hace que animales como la perdiz, los conejos o las liebres tengan difícil sobrevivir “en este medio tan hostil”.

En el caso de la caza mayor, según Iturmendi “hay muchos factores que inciden” en su multiplicación, como ocurre con el jabalí, entre ellas “el abandono del pastoreo de las ganaderías extensivas y del monte”, lo que está provocando un incremento de estas especies que no solo ocasiona daños a los cultivos sino que es transmisor de enfermedades al ganado doméstico, por no olvidar que “puede afectar a la salud de las personas”. “Tenemos por arriba y por abajo en España peligro de que entre la peste porcina y eso sería un caos para la economía española”, auguró Iturmendi quien abogó por “controlar sí o sí” las probaciones de jabalí, pero también las de corzo o ciervo, en definitiva, de todos los ungulados.

¿Se prevé solución a corto o medio plazo? “Con los cazadores que somos actualmente, no tenemos la capacidad de poder hacer frente a ese aumento exponencial”, lamenta Iturmendi, a lo que añade el “espíritu” de la Administración de “escatimar” siempre las autorizaciones y de abrir la mano para que se la actividad se desarrolle “con una normalidad mejor de la de la actualidad”.

Iturmendi defiende la actividad cinegética como la “herramienta más eficaz y prácticamente la única” para el mantenimiento de los ecosistemas “en la situación ideal”, señala. “La prueba es que los anticaza y los animalistas, cuando hablan en contra de la caza, no niegan su efectividad y jamás dicen un plan B o alternativa a la actividad cinegética que, si la hubiera, estarían pregonando”, sentencia. Pone además sus esperanzas en la nueva Ley de Caza que confía en que sea “innovadora y eficaz, la mejor que hay en España” y que pueda estar aprobada “para la próxima temporada”.

Sin avances


El coordinador de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, lamenta que en los encuentros que se están manteniendo con la Consejería de Fomento y Medio Ambiente para la búsqueda de soluciones a esta problemática, se fía todo a la nueva Ley de Caza, aunque la organización considera que “lo que no hagan los cazadores se puede hacer con otros medios”. “En teoría está muy bien, pero no está previsto nada para controlar esa caza”.

Según Palacín, habría que elaborar un censo y “tener claro qué censo es asumible” por el ecosistema porque se está produciendo “un desequilibrio”, además de que en algunas zonas hay especies invasoras que “no tienen que estar”. Aunque reconoce que el Gobierno autonómico tiene preocupación por la materia no resulta suficiente y “hay que poner medios”. Mientras eso no se haga “los que pagamos el pato somos los agricultores y ganaderos”, lamenta.

Por eso UCCL está animando a los profesionales a que vayan a los juzgados porque “no podemos asumir las pérdidas” y en ocasiones son “cuatro o cinco veces mayores”. Además, Palacín recuerda que en países como Francia se están pagando hasta 30 o 50 euros por matar a los jabalíes “porque hay peligro de peste porcina africana” y “han puesto los medios” lo que hace que haya ganadores que “se ganan la vida perfectamente abatiendo jabalíes”, señala. “¿Por qué no ponemos una fórmula aquí? No se puede fiar todo el control a los cazadores, hay que flexibilizarlo y donde no lleguen, que lo haga la Administración”, sentencia.

Daños a la ganadería


Al margen de los problemas en la seguridad vial y en el campo, uno de los principales daños que está provocando el exceso de fauna silvestre se da en la ganadería y en la transmisión de enfermedades como la tuberculosis que principalmente transmite el jabalí al ganado vacuno. “Es un peligro enorme, no por la enfermedad, sino porque cuando se detecta, se bloquea la explotación, no se puede vender al cebadero, los terneros bajan a la mitad de precio y la pérdida de cada vaca en matadero puede superar los 800 o 1.000 euros”.

El presidente de Asaja recuerda también a otra especie que está haciendo mucho daño como es el lobo que cuyos ataques han dejado a unos 50 o 60 ganaderos sin cabaña ganadera al haberla matado este animal. Además, consideró que se le da "más importancia" generalmente a la muerte de un lobo que a los daños globales que ocasiona.

A juicio de Dujo, la Ley de Caza va a ser "una buena herramienta" pero apostilló que "hay que hacer algo más" porque "exponencialmente los animales de caza mayor suben cada año y son un problema hasta para los propios cazadores" que cada año van en descenso, sentenció.
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