Atlético 29 - Abanca Ademar 36: 'Fiesta leonesa en Valladolid'

El conjunto leonés logra su cuarto subcampeonato de liga y jugará la ‘Champions’ por 13ª vez en su historia después de arrasar en el derbi

Jesús Coca Aguilera
19/05/2018
 Actualizado a 16/09/2019
La afición del Ademar celebra el triunfo en las gradas del Huerta del Rey. | JAVIER QUINTANA
La afición del Ademar celebra el triunfo en las gradas del Huerta del Rey. | JAVIER QUINTANA
Peleando de tú a tú con los mejores equipos, paseando el nombre de León por la competición más importante del mundo del balonmano y luciendo con orgullo el nombre del Abanca Ademar por las pistas europeas.

Así volverá estar la próxima temporada la escuadra ademarista, que logró el cuarto subcampeonato liguero de toda su historia y cerró su clasificación por segundo año consecutivo para jugar la ‘Champions’, la cual disputará por 13ª vez en su historia, al imponerse en el derbi por 29-36 al Atlético Valladolid.

Habían dejado los deberes los leoneses para el último día, pero una vez inmersos en él no alargaron la incertidumbre. Salvo pinchazo inesperado de Granollers y La Rioja, que finalmente ganaron con comodidad, era necesaria la victoria en ese Huerta del Rey que tantas batallas había albergado entre las dos escuadras para asegurar el subcampeonato liguero. Y esta nunca se puso en duda, porque los locales apenas aguantaron 18 minutos antes de sucumbir ante el vendaval leonés.

El Valladolid aguantó sólo 18 minutos. Con 11-10 llegó un parcial de 0-5 del Ademar y al descanso ya ganaba de seis Hasta ese momento, el acierto en el ataque estático del Ademar no era suficiente para marcharse, porque los ‘zambombazos’ de un Rubén Río que lideró de principio a fin a los pucelanos no sólo lo impedían sino que permitían ir 11-10 por delante a los locales.

¿El eterno rival volvería a ser el verdugo? ¿El Valladolid apagaría el sueño ademarista? En un visto y no visto, los leoneses se encargaron de contestar a esas preguntas y demostrar que el inicio sólo había sido un espejismo.

Lo hicieron a base de contraataques, ese arma que siempre ha sido ‘santo y seña’ del Ademar y que ayer explotó hasta la extenuación; y de la inspiración un día más de su mejor jugador, un Álex Costoya que se despidió exhibiéndose en la primera mitad y volviendo a demostrar hasta qué punto se le va a echar de menos el año que viene en León.

Así, tres trallazos del lateral y dos goles del extremo Gonzalo lideraban un parcial de 0-5 que les ponía con cuatro goles de ventaja (11-15), y acababan yéndose al descanso con seis (13-19) después de una obra de arte del otro gran protagonista del partido, Mario López, que en el preludio de lo que sería su gigantesca segunda parte saltaba desde la misma esquina sin ángulo y se sacaba una rosca que pasaba por debajo de las piernas de Xavi Díaz.

El choque estaba muy encarrilado. Sólo faltaba aguantar y rematarlo. Y el Ademar tiró de solidez para dejar claro que no iba a permitir que el Valladolid creyera en la remontada. De hecho, recién salidos de vestuarios, alargaron la renta hasta la que sería su máxima ventaja, ocho (15-23), y de ahí al final los locales nunca volvieron a bajar la distancia por debajo de cinco.

Costoya se exhibió en la primera parte y Mario en la segunda. El Ademar rompió el partido a base de contrasCupara salía por Biosca y empezaba a tocar bolas, demostrando que quería dejar huella también en su adiós. Carou ejercía una vez más de indiscutible líder de la defensa. Piñeiro, el tercero en discordia que se despedía, hacía daño en seis metros. Y Simonet, Vieyra o Juanín aparecían para dar ‘puñaladas’ a los intentos de reacción vallisoletana.

Y es que, si algo hay que destacar de los pucelanos, es que nunca se rindieron. Pese a la desventaja y a la solidez leonesa lo intentaron hasta el final, valiéndose de la variante de atacar con siete jugadores de campo para encontrar huecos y recuperar el ritmo goleador, pero el salto nunca apareció atrás y eso hizo que no llegaran a meterse en el partido.

El Valladolid, que en el inicio de la segunda parte se vio 8 abajo, se puso 7 veces a cinco goles pero nunca bajó de ahí Hasta siete veces se colocan a cinco. Y en todas ellas el Ademar, que brilló en las cinco inferioridades que tuvo que afrontar (por ninguna de los locales) respondió marcando. Bien con un penalti fallado en primera instancia pero marcado en el rechace, bien con un tiro desde el extremo de Gonzalo, o un ‘zambombazo’ de David, una penetración de Simonet o alguno de los inventos de un Mario López que acabó con nueve tantos.

De todo se rehicieron. Y cuando quedaban cinco minutos para el final, la celebración ya había empezado. Los jugadores se abrazaban, con lágrimas en muchos de ellos. La afición, que en cerca de un centenar copaba el cielo del Huerta del Rey, animaba y festejaba. El objetivo estaba cumplido. ¿Se les ocurre una mejor forma de celebrarlo que con una fiesta leonesa en Valladolid?.
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