Astorga y Lope de Vega

Por José Javier Carrasco

05/05/2021
 Actualizado a 05/05/2021
Retrato de Lope de Vega | MUSEO LÁZARO GALDIANO DE MADRID
Retrato de Lope de Vega | MUSEO LÁZARO GALDIANO DE MADRID
'Los Prados de León', comedia de Lope de Vega ambientada en León, escrita cuando el escritor contaba alrededor de cuarenta años y de la que se sentía especialmente orgulloso, es un ejemplo de libre adaptación histórica de unos hechos que se remontan al siglo IX, en el comienzo de la Reconquista. Autor de más de mil quinientas comedias, lo que supone alrededor de más de dos millones de versos, es de suponer que no debía dedicar mucho tiempo a documentarse. La lectura, quizá superficial, de una antigua Crónica, debía bastar para que su prodigiosa imaginación obrara el resto: una trama interesante que cautivase a su público, no demasiado exigente en lo que se refiere a ajustarse a la verdad histórica. Con una idea vertebradora, la de ensalzar la corona, su glorioso pasado, nuestro hombre producía comedias sin descanso, se diría que compulsivamente, trabajo que compaginaba con otras actividades, como la de cronista de las efemérides de aquellos nobles a los que servía. La obra está estructurada en tres actos y cincuenta y ocho escenas, y narra los amores de Nuño y Nise, dos aldeanos, de pasado ilustre, a los que el destino unirá después de superar las inevitables pruebas a las que se debían enfrentar todos los enamorados de las comedias del barroco – celos, calumnias, intrigas –. La acción se desarrolla en idílicos escenarios campestres o en un austero ambiente palaciego. En el difícil arte de entretener, en un medio en el que proliferaban los escritores de comedias, Lope de Vega destacaba sobre todos por el número de obras producidas. Especie de escritor mercenario, un sexto sentido le orientaba en la dirección de lo que el público demandaba. Una vida aventurera en la juventud, como una ficción más, que le llevó a la conquista de la isla Terceira, a servir en la Armada Invencible, o el destierro que sufrió en Valencia, le confería un aura especial frente a sus competidores. A los quince años, ya dio muestras de un carácter intrépido. Nada más muerto su padre, abandonados los estudios en la Universidad de Alcalá, en compañía de un amigo, emprende un viaje que le llevará hasta Astorga. Para algunos críticos, la acertada correspondencia con la realidad en ‘Los Prados de León’ de los versos de Lope dedicados a describir el paisaje, donde transcurre parte de la trama en el primer acto, se debe al recuerdo de aquella escapada. Una vivencia que traducida en imágenes: «Verdes y ásperas sierras,/ montañas de León, claros testigos/ de aquellas fieras guerras,/ inmensas peñas, árboles amigos/que fuistéis barbacanas/contra tantas banderas africanas:/selvas, profundos valles,/arroyos cristalinos, que corriendo/ por arenosas calles/ hacéis un dulce y agradable estruendo.../». ¿Da para tanto la imagen lejana del Teleno? Pienso que, mejor, la visión de una sierra como la del Guadarrama serviría a Lope de Vega como modelo para todas las demás.
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