Aspire tiene la palabra

Ha llegado el día por el que tanto suspiraban los culturalistas de bien. Una varita mágica cruzó los caminos con el capital catarí y de un plumazo los grandes males quedaron resueltos. Hace un telediario hubieran bendecido cualquier tipo de millonaria ayuda, fuera cual fuera su procedencia. La mano de Aspire ya se nota. La organización, el lavado de cara del estadio o la tranquilidad de un vestuario al día en los pagos. Ha cambiado, incluso, la suerte de un equipo que transitaba sin grandes objetivos. Y aquí está la gran pregunta a la que Iván Bravo y compañía deberán responder sin miramientos. Ninguno de los responsables de Aspire y de la propia Cultural contaban con ello. De golpe y porrazo, el ‘playoff’ de ascenso no es una quimera y el optimismo inunda las arterias blancas de la ciudad. La nueva propiedad barajaba un crecimiento sostenido, principalmente individual, en el que sus jugadores tuvieran cabida para, a medio plazo, buscar el crecimiento colectivo. ¿Y ahora qué?. Insistir en esta línea de trabajo y, por ejemplo, traer en el mercado invernal más jugadores propios de un perfil bajo y con presencia segura en las alineaciones podría menguar el caudal de victorias. Sería un duro golpe para el animoso hincha al que le han puesto el caramelo en la boca. La empatía estaría en entredicho. Por el contrario, ¿tiene la academia jugadores para mejorar el nivel de la actual plantilla y luchar con garantías por un puesto de play-off?. ¿De qué manera asumiría un hipotético ascenso de categoría si ha venido para formar a sus jóvenes e inexpertos futbolistas?.Aspire tiene la palabra y debe coger el toro por los cuernos. Sean bienvenidos y pasen a la acción. El vestuario espera una respuesta, un plan, mientras el apellido Ferrando provoca urticaria en la zona noble y mientras Viti, Cristóbal y Javi Navas siguen deshojando la margarita. ¿Quién se quedará fuera esta vez?.