Secundino Llorente

Aspectos educativos pendientes en la Lomloe

07/07/2022
 Actualizado a 07/07/2022
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Es muy fácil darse cuenta de los puntos importantes que no ha querido o no se ha atrevido a tratar la última reforma educativa, Lomloe, y es fácil también entender los motivos por los que no «ha hincado el diente» y no ha abordado los temas realmente conflictivos que necesita la educación en España. Todo arranca de un impedimento de base al que volveré hoy por enésima vez, igual que en casi todos mis artículos anteriores: «ausencia de un pacto social y político, el gran obstáculo para conseguir una mejora sustancial de la calidad de nuestra educación». Es una pena que el resultado de la ansiada reforma de la educación española volviera a ser por octava vez una ley partidista sin un solo acuerdo y que por el sistema del ‘trágala’ está obligando a la oposición a soportar aquello que rechaza y esta, a su vez, jura que hará lo mismo a su vuelta al poder. ¡Qué pena y qué desgracia! En el Congreso de los Diputados se pusieron en evidencia las dos Españas y sus dos modelos de escuela: la excelencia frente a la mediocridad, lo público frente a lo privado, el castellano frente a las lenguas autonómicas, la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos contra el mantra de que los hijos no pertenecen a los padres. Son dos mundos opuestos e irreconciliables que demuestran con claridad la «imposibilidad de un futuro pacto educativo». Desde esta atalaya es, por lo tanto, muy fácil darse cuenta de los puntos importantes que no se han querido tratar en la ley Celaá. Los temas conflictivos siempre provocan oposición y enfrentamientos. Es mejor no tratar temas que no interesan al partido que gobierna y que lo único que pueden conseguir es «perder votos». Por esa razón han quedado al margen de la redacción de la Lomloe «decisiones de calado» como la selectividad única, el bilingüismo, las diferencias autonómicas de currículo y los libros de texto, los deberes, absentismo y fracaso escolar, acoso escolar, el uso de móviles en las aulas, enseñanza a distancia, el respeto al profesor y la carrera docente con la profesionalización del ejercicio de funciones directivas, el español como lengua vehicular en toda España. La lista podría ser más amplia, pero ya me parece increíble que estos diez temas, posiblemente los que más preocupan en la comunidad escolar, ni siquiera figuren en la última reforma educativa en España. Sin embargo, la ministra ha dedicado un gran empeño a su objetivo de atajar la repetición y para eso permite los malabarismos que sean necesarios: pasar con todas las asignaturas suspensas en la ESO, disponer de tres cursos en lugar de dos en bachillerato, aprobar una asignatura por compensación y disminuir la exigencia hasta niveles impensables. Pero, señores, siguiendo con mi tesis, ¿para qué vamos a complicarnos la vida con la ‘exigencia’ si lo que realmente da votos es el ‘buenismo’?

Me gustaría comentar uno por uno los diez temas anteriormente citados para demostrar las razones por las que, a pesar de ser muy importantes en el mundo de la educación española actual, apenas tenían posibilidades de ser tratados en la Lomloe. Dada la imposibilidad de espacio, analizaré sólo los dos primeros temas: selectividad única y bilingüismo. El criterio para la elección de estos dos temas en ningún modo ha sido la importancia. Todos ellos son cruciales, pero son más considerables, a mi modo de ver, temas como el acoso o el fracaso escolar.

Es inadmisible que año tras año se venga cometiendo este atropello a la hora de decidir la adjudicación de plazas en las universidades después de realizar las pruebas de la selectividad. En España no hay una selectividad, sino que cada autonomía tiene la suya con sus preguntas, tiempo y criterios de corrección diferentes. Castilla y León ha obtenido en los últimos años los mejores resultados en el Informe Pisa y, por el contrario, las medias más bajas en la selectividad. Al mezclarse en el ‘Distrito Único’ todas las calificaciones de España debidamente baremadas y con las notas de corte para cada carrera y facultad, los alumnos de nuestra comunidad se ven obligados a pasar por la trágica experiencia, en el momento de la matrícula, de ver a otro aspirante de diferente comunidad autónoma que, con menos preparación, pero amparado por la arbitrariedad de un sistema injusto, le birla su carrera soñada ytodo ello por la dejadez de todos los gobiernos al no comprometerse en la imposición de una selectividad única en España. Todos saben que esto es injusto, todos saben que esto sólo se soluciona con una selectividad única en España, pero no quieren enfrentarse a las autonomías por la pérdida de votos. Y mientras tanto nuestros alumnos llorando porque les han ‘birlado’ su plaza de medicina en Salamanca. Aunque nadie nos haga caso, seguiremos con esta cruzada hasta que se solucione esta situación tan increíblemente injusta.

El programa de bilingüismo en los centros públicos está pidiendo a gritos una revisión a fondo. Creo que hemos empezado la casa por el tejado. En la mayoría de los centros públicos no hay ni un solo profesor con destino definitivo capaz de impartir su asignatura en inglés. El profesorado necesariamente debe ser licenciado o experto en lengua inglesa y otras áreas y sin este requisito el bilingüismo en los centros será imposible. Urge una reforma profunda, no nos sirven unos pequeños retoques porque nos quedaríamos con la misma chapuza que tenemos.
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