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Así que pasen cuatro años

16/11/2019
 Actualizado a 16/11/2019
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De las últimas elecciones generales pueden extraerse muchas conclusiones, pero lo que resulta meridianamente claro es que han sido innecesarias y absolutamente perjudiciales, un capricho más de Pedro Sánchez cuya única verdad se resume en el título de su libro. Efectivamente Sánchez resiste. Y lo seguirá haciendo. Resistirá contra viento y marea porque está dispuesto a todo por mantener sus posaderas en el sofá blanco de La Moncloa.

Sé que muchos ciudadanos están contentos porque al fin habrá Gobierno, o eso parece. Maticemos, que con el actual presidente nunca se sabe. ¿De verdad era necesario regresar a las urnas? ¿Qué le pasó a Iván Redondo? ¿Su ‘bola de cristal’ amaneció un día parcialmente nublada? Porque el PSOE, gran partido si no fuese porque tiene a Pinocho al mando, ha perdido ochocientos mil votos. El centro liberal ha quedado reducido a la mínima expresión, el PP ha crecido y los que han superado todas las previsiones de victoria que creíamos atisbar son los patrioteros de diversa índole. Sánchez le ha abierto la puerta al lobo y cuando se ha dado cuenta, ha corrido desesperado a abrazarse a aquella novia despreciada en campaña de la peor manera para aferrarse a ella como un náufrago a su única tabla de salvación. Decía usted, Sr. Sánchez, que no podría dormir tranquilo si pactase un Gobierno con Unidas Podemos y Pablo Iglesias en su Consejo de Ministros. Ahora que va a ser vicepresidente debe tener el botiquín del baño atiborrado a ‘Dormidina’.

Plagia, desprecia, dice una cosa y luego la contraria. Usted no nos vende la moto, nos enjareta de un soplido el concesionario que más le conviene en cada momento. ¿Y debemos fiarnos de un presidente así? Iglesias le ha prometido lealtad. Más le valdría ofrecer esa lealtad al pueblo español y a sus votantes. Repito, no es el PSOE, es usted. Visto lo visto, nunca sobra tener en casa un buen arsenal de tila alpina.
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