Asalto al Castillo Templario

La fortaleza acogió este sábado una recreación de la Revuelta Irmandiña organizada por Caballeros de Ulver en la que participaron grupos de Galicia, Asturias o Cantabria

Alejandro Cardenal
23/09/2017
 Actualizado a 19/09/2019
Asalto al Castillo de los Templarios como parte de la recreación histórica de la Revuelta Irmandiña en el Bierzo. | CÉSAR SÁNCHEZ (ICAL)
Asalto al Castillo de los Templarios como parte de la recreación histórica de la Revuelta Irmandiña en el Bierzo. | CÉSAR SÁNCHEZ (ICAL)
El Castillo de los Templarios de Ponferrada viajó este sábado en el tiempo para revivir un capítulo casi olvidado de su milenaria historia: la revuelta Irmandiña.

La asociación recreacionista Caballeros de Ulver fue la encargada de devolver la fortaleza a pleno siglo XV, una época en la que el campesinado de Galicia, harto de los constantes abusos de la nobleza y el clero, se levantó y protagonizó una revuelta social que llegó al Bierzo.

La de este sábado fue la primera vez que se llevó a cabo una recreación de este tipo en el Castillo de los Templarios, lugar en el que se empezó a sofocar la rebelión y uno de los pocos castillos del noroeste que no fue arrasado —en el Bierzo, el asedio de los irmandiños destruyó los castillos de Sarracín,Cornatel o Balboa. En Galicia fueron destruidas 140 fortificaciones—, siendo el refugio de los ejércitos represores.

Para una recreación de esta envergadura, los Caballeros de Ulver no cabalgaron solos. La asociación, que no solo lleva años desarrollando este tipo de recreaciones en la comarca, sino que viaja alrededor de España participando en los diferentes eventos de colectivos de todo el país, acogió ayer grupos llegados de Asturias, Cantabria, Madrid, Toledo y por supuesto, Galicia, una prueba de que este tipo de actividades pueden suponer un impulso turístico tanto para el  Castillo de los Templarios, que batió este verano su récord de visitantes, como para toda la capital berciana.

La recreación del asalto se realizó en dos ubicaciones, la puerta de entrada a la fortaleza y las inmediaciones del Castillo Viejo, y permitió a los asistentes ver como la historia cobra vida, ya que los participantes cuidan hasta el más mínimo de los detalles para que la recreación sea lo más fiel y fidedigna posible.

Así, se pudieron ver armas, yelmos o armaduras que bien podrían haber sido sacadas de la vitrina de un museo, una lección de historia para recordar un episodio que había sido enterrado en la comarca.
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