Armabi ayuda a recomponer, sin una pieza, el puzle de la vida que desarman las adicciones

La asociación de alcohólicos rehabilitados tiene su sede en Astorga

D. L. Mirantes
12/07/2021
 Actualizado a 13/07/2021
Vitorino Marcos y Avelina Llamas en el aula donde se celebran las sesiones de terapia en Astorga. | L.N.C.
Vitorino Marcos y Avelina Llamas en el aula donde se celebran las sesiones de terapia en Astorga. | L.N.C.
El alcoholismo y el resto de adicciones con sustancia se han incrementado durante la pandemia, según los datos del Observatorio de Proyecto Hombre 2020 en la provincia de León. El alcoholismo, otra secuela de la pandemia, una enfermedad contra la que llevan luchando muchos años hombres y mujeres que encuentran en los grupos de terapia la vía para escapar de esta dependencia. Grupos como el de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados Maragatería y Bierzo (Armabi), que se reúne todo los miércoles en Astorga, de 20:00 a 21:30 horas, para afrontar codo con codo, palabra con palabra, el camino de regreso a una vida ordenada. Las reuniones comenzaron en octubre de 2019 y hasta la fecha han ayudado a 15 personas, de las que siete continúan asistiendo con regularidad. El pasado año, pese a las restricciones, celebraron 31 sesiones presenciales —durante el confinamiento se recurrió al teléfono— asistidas por la psicóloga Avelina Llamas Redondo, que cuenta con más de 20 años de experiencia en dinámicas de grupos por su trabajo en Alzheimer León y la Asociación Parkinson de Astorga. La Diputación de León, a través del área de Derechos Sociales, colaboró el pasado año con una ayuda de 1.830,51 euros para apoyar la presencia de la psicóloga en las sesiones y para este año Armabi ha solicitado financiación para cuarenta sesiones.

La labor de Avelina Llamas en el grupo está orientada a aspectos de la «personalidad y de la actitud hacia la vida», mientras que es un enfermo rehabilitado quien dirige la sesión, según explica Victorino Marcos del Río, secretario de Armabi y de la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de Castilla y León (Farcal), que engloba quince asociaciones y cuenta con alrededor de 24 personas dedicadas a dotar de herramientas para superar las adicciones a enfermos de toda la comunidad. De hecho, la mayor parte de los asistentes a las terapias son policonsumidores, no exclusivamente alcohólicos. «No hacemos diferencia de sustancia, el comportamiento psíquico es el mismo en todas las adicciones con sustancia», concreta Victorino Marcos, que tiene disponibilidad las 24 horas del día para los integrantes del grupo de Armabi. «Es importante su papel, porque lo ha vivido todo, y da igual que sean las tres de la mañana, le llaman y ese momento de peligro ha pasado. Ahí es muy importante, porque él entiende esas situaciones y las soluciona», explica la psicóloga Avelina Llamas. También están conectados en un chat de Whatsapp que contribuye a reafirmar el compromiso con el grupo de terapia, en el que se existen unas normas de confidencialidad, de participación, de apoyo mutuo y de asesoramiento, imprescindibles para su correcto funcionamiento.

«Esto es un grupo de autoayuda, de ayuda mutua, ayuda entre iguales. La labor del psicólogo es muy importante y empieza a surtir efecto cuando el alcohol desaparece. Mientras persiste te estás creyendo la mentira de la adicción. En el caso del alcohol, no olvidemos que es una droga legal, lo que la hace todavía más peligrosa. Fíjate en el rebote que están pegando los botellones por el covid», señala el secretario de Farcal, que lleva más de diez años rehabilitado.

Tienes que decidir si quieres ver el puzle sin esa pieza o seguir bebiendo y tirarlo todo a la basura Los datos de Proyecto Hombre avalan esta afirmación, ya quedesde el confinamiento vienen atendiendo a un 30% más de personas por problemas relacionados con la bebida. Y desde el levantamiento del estado de alarma, con la proliferación de los botellones se teme que se consolide la tendencia de aumento de policonsumidores de alcohol y otras sustancias, según alerta Victorino Marcos.

Sin entrar en alarmas, muestras de estos riesgos se encuentran prácticamente cada fin de semana. «Muchos botellones acaban con porros o cocaína», asegura el guía del grupo de terapia. Lo reafirma, por ejemplo, la Policía de Local de León, que en la madrugada del pasado sábado identificó a seis menos en un botellón en la calle Prado de los Judíos, donde también tuvo que intervenir una «bolsita» con marihuana a uno de los jóvenes.

Pero la caída puede llegar en otras fases de la vida. «De cincuenta en adelante hay mucha gente que se divorcia y quieren vivir después del divorcio como cuando tenían 25 años. Sin embargo, a esa edad no aguantan y después de un día tomando vinos y copas, a las cuatro de la mañana acaban tomando cocaína para seguir la fiesta», señala Victorino Marcos.

El del joven que pierde el control y el de la persona madura que reacciona ante un cambio profundo en su vida son solo dos de las puertas a situaciones devastadoras, pero existen tantas trampas como personas. El guía de Armabi asegura que todavía «hay mucho tabú. Hablamos de un alcohólico y nos viene la imagen de alguien desaliñado, tirado en un cajero, con un recipiente de alcohol al lado… Ese el último estadio, pero a ese punto llegamos todos».

En cualquier caso, los enfermos que llegan a Armabi, o cualquier otra asociación o terapia, ya han visto como han caído varias piezas del dominó. «Has dejado a la familia, a los amigos, a ti mismo. Has perdido tu identidad, y una vez que te pierdes a ti ¿qué vas a tener? ¿Mantener a tu pareja, hijos, círculo social, trabajo, economía..?Empiezas viendo que las cosas no van bien, porque tontos no somos, pero ya es tarde. En ese momento te comparas con el que está peor que tú. En el bar no miras al que toma café o Coca Cola, miras al que bebe cerveza y dices ‘yo como ese no me pongo’… Pero sí».

El 35% de los alcohólicos rehabilitados permanecen de por vida la participación en los grupos de terapia  En ese momento, es cuando, con fortuna, puede llegar el salvavidas que remonte al enfermo hasta el grupo de terapia. La psicóloga Avelina Llamas apunta que todos llegan presionados por algo: Motivos familiares, laborales, etcétera. Y, según Vitorino Marcos, todos llegan sin problemas, porque «son los demás los que nos tienen locos, los demás son los que están paranoicos, de psiquiatra». Ante esta actitud interviene el enfermo rehabilitado, el veterano que pasó por todo ello, el espejo en el que se puede mirar quien trata de dejarlo, el hombro en el que apoyarse. El entrevistado recuerda que «en las primeras sesionespensaba ‘pero si esté está hablando de mí, y ese también, de qué me conocen.., a ver si estos cabrones andan por ahí controlándome’. No me controlaba nadie. La pauta se repite y en el momento en que entramos por esa puerta, da igual los años que tengas, que seas chica o chico, el alcohol no entiende de distinción».

Cuando el enfermo se reconoce en el otro y comienza la abstinencia llega el momento de mayor dolor porque «has dejado de beber y empiezas a hacer cosas cotidianas, que no son más que lo que tenías que hacer, pero no las hacías porque desde que tocaba el despertador hasta que te acostabas estabas pendiente de la botella». «Pero cosas muy pequeñas», enfatiza Avelina Llamas. Además, «cuanto más tiempo pasa sin beber, más se limpia el cerebro y llegan más recuerdos», amplía Victorino Marcos. Lo que exige «más trabajo interior», según la especialista. Aquí llega la segunda parte, la más dura. «Cuando el enfermo lo ha perdido todo, lo tiene que reconstruir: Su vida familiar, su vida laboral, el quién soy yo, cómo me enfrento a la vida, a esas pequeñas cosas del día a día, al entorno social... eso es muy duro», advierte la terapeuta. Los enfermos aseguran que en este punto es donde más aporta el psicólogo, porque «lo que me funcionó a mí no tiene porque funcionarle a otro».

— Todos somos diferentes. Además, normalmente el enfermo no cuenta con esto. Él o ella cuenta con dejar el alcohol como sea, pero no cuenta con lo que le espera y se sorprende: ‘¡Qué difícil! ¿Si no tengo nada, cómo reconstruir todo? ¿Cuánto hace que no soy yo? Hay gente que lleva 20 años bebiendo ¿dónde han dejado su vida? Son personas que sin el alcohol ni se conocen, sin la adicción son personas completamente diferentes—, relata la profesional.
— Yo les pongo un ejemplo. La vida es un puzle de muchas piezas. En un momento determinado, a los 25 o 26 años, tienes el puzle completo, te falta ponerle el marco, el cristal, poner la alcayata y colgarlo. Entonces, llega el alcohol y es como que dieras un puñetazo encima de la mesa y las piezas saltaron todas por el aire con tan mala fortuna que tenías la ventana abierta y una se marchó en la caja de un camión ¿Qué pasa entonces?—, alegoriza e interroga Victorino Marcos.
—Queda incompleto—, aventura el periodista.
— Y qué haces con el puzle ¿lo tiras?
— Imagino que tendrás que reconstruirlo y ver cómo queda.
— Tienes que verte sin esa pieza, que sin ella sigues siendo tú—, concluye elfundador de Armabi.

La psicóloga asegura que la reconstrucción es la parte más difícil. Pero hay tres palabras clave: Reconocer, que tienes un problema y no puedes con él; Aceptar el problema y aceptarte a ti con él; Y decidir, si quieres ver el puzle sin las piezas o seguir bebiendo y tirar todo el puzle a la basura. Es decir, «la base de esto es querer, el que realmente quiere a la tercera sesión de terapia se da cuenta de que tiene que cambiar», afirma la voz de la experiencia en la asociación. Un «querer» que es de por vida. Según los dato de Farcal, el 35% de los enfermos que llegan a las asociaciones permanecen implicados. Los dos o tres primeros años acuden a todas las terapias y luego, más o menos, a una al mes, pero nunca se desvinculan por completo. «De todos aprendes algo, en cualquier grupo, en cualquier terapia. Te sientas y vas a ver algo que no habías visto, pero que también te ha pasado a ti», expone Victorino Marcos.

Así ocurre en la terapia de Armabi, donde enfermos con alcoholismo u otras adicciones encuentran la entrada a la rehabilitación, gracias, entre otros muchos factores, a la solidaridad de Avelina Llamas y Victorino Marcos. Porque como le agradece una a otro, «ellos tienen esa elección porque tú estás ahí, porque confían en ti».

La terapia con las familias está entre los retos de la asociación

La asociación Alcoholicos Rehabilitados de Maragateria y Bierzo (Armabi) trabaja para seguir mejorando la asistencia a las personas con adicciones y entre sus planes a largo plazo está la celebración de sesiones de terapias para los familiares. La psicóloga que asiste a las terapias, Avelina Llamas Redondo, con amplia experiencia en dinámicas de grupo, señala que «igual que en el grupo de autoayuda los enfermos ven que tienen los mismos problemas, en el de familiares se encuentran con problemas diferentes a los de los enfermos, pero iguales entre los que los acompañan». Por este motivo es preceptivo no mezclar los grupos.

Las diferencias entre generaciones no esconden desafíos iguales para todos

El grupo de terapia de Alcohólicos Rehabilitados de Maragatería y Bierzo (Armabi) es heterogéneo. Ninguna generación prima entre las quince personas que vienen participando, ni tampoco el género, aunque son mayoría los hombres. No obstante, el secretario de Armabi, Vitorino Marcos del Río, y la psicóloga que los asiste, Avelina Llamas Redondo, señalan que comienzan a llegar más mujeres jóvenes que antes —cabe señalar que Armabi no se ciñe al alcoholismo, sino que trata todas las adicciones con sustancia—.

Los expertos señalan que hay «un matiz generacional» entre los hombres y mujeres que se empieza a hacer evidente. La psicóloga apunta que es posible que muchas mujeres «antes fueran bebedoras en casa». Por su parte, el guía del grupo incide en el cambio de hábitos que comenzó hace tres o cuatro décadas. Para la población que hoy cuenta con más de cincuenta años la pauta de la diversión era entonces totalmente distinta a la de hoy. Señala que de cincuenta años para abajo ya no suele haber alcohólicos «puros», sino que la mayoría suelen policonsumidores. Del mismo modo, la mayor libertad que, general y afortunadamente, han gozado lasmujeres de generaciones más recientes en comparación con las anteriores explica que las mujeres tengan hoy más presencia en las terapias.

A pesar de estas diferencias demográficas y sociales, Vitorino Marcosinsiste en que «los desafíos son los mismos para todos».
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