Arantxa Revuelta: "El traslado del rosetón nunca se llevó a cabo"

La experta leonesa refuta las afirmaciones surgidas en torno a un hipotético traslado del rosetón de poniente de la Catedral a la Casa Rigalt de Barcelona en 1895

Miguel Ángel Nepomuceno
27/10/2019
 Actualizado a 30/10/2019
Desmontaje del rosetón de poniente para su restauración en abril del pasado año. | MAURICIO PEÑA
Desmontaje del rosetón de poniente para su restauración en abril del pasado año. | MAURICIO PEÑA
Considerada una de las voces más autorizadas a nivel internacional sobre las vidrieras catedralicias, participante asidua en los congresos más prestigiosos de Europa, con una trayectoria profesional que se extiende a lo largo de 16 años como técnico de la restauración de vidrieras de la Catedral de León, la profesora leonesa Arantxa Revuelta ha sido Premio Extraordinario de Doctorado y sobresaliente Cum Laude por unanimidad por su tesis ‘La restauración de las vidrieras de la catedral de León en la segunda mitad del siglo XIX y su repercusión en el taller de vidriería Bolinaga y Cía.’ en el año 2008. En esta entrevista la doctora nos habla de su labor como investigadora y refuta, con meridiana claridad, las afirmaciones surgidas en torno a un hipotético traslado del rosetón de Poniente a Barcelona en 1895, «el cual nunca se llevó a cabo».

– La restauración de las vidrieras catedralicias fueron el objetivo de su tesis doctoral en 2008 ¿cómo se inició ese interés por este tema tan complejo y si ha tomado parte en el desmonte y tratamiento de las que se han reparado ahora? – En 1997, al finalizar mi licenciatura de Historia del Arte, solicité una de las becas que la Universidad de León, el Cabildo Catedralicio, Caja España y la Junta de Castilla y León promovieron para formar un equipo multidisciplinar que se hiciese cargo de la restauración de las vidrieras de la Catedral de León. El equipo estaba dirigido por Luis García Zurdo y lo formábamos vidrieros, restauradores e historiadores del arte. A su vez, estábamos asesorados en todo momento por una comisión de expertos nacionales y extranjeros de otras catedrales europeas. Entre la comisión de expertos se encontraba Víctor Nieto Alcaide, Premio Nacional de Historia en el año 2000, que me invitó a continuar mis estudios en el arte de la vidriera y a dirigirme la tesis doctoral. Participé en la restauración de las vidrieras de la Catedral de León desde 1997 hasta el 2013 que decidí, por motivos personales, dedicarme a la docencia en el colegio Maristas San José de León. – Como habrá leído estos días y a raíz de unas palabras del administrador de la Catedral ,Mario González, se suscitó la polémica de que el rosetón de poniente había sido trasladado a los talleres Rigalt de Barcelona en 1895 y le habían dado el «cambiazo». ¿Qué hay de cierto en esto? – Desde 1998 hasta 2013 me he dedicado a las vidrieras de la catedral, desde una vertiente práctica, al poder participar en la restauración de las mismas directamente, y desde la vertiente teórica, investigando y estudiando la documentación en los distintos archivos de España y catalogando todos los dibujos y cartones de montaje de las vidrieras del siglo XIX del Archivo Catedralicio de León. El haber podido trabajar desde estas dos visiones me ha permitido tener una perspectiva más amplia de la restauración de las vidrieras. Si nos basamos en toda la documentación existente, en ningún momento aparece información del traslado de la vidriera del rosetón occidental a Cataluña. Lo que sucede es que distintos datos mal interpretados pueden llevar a confusiones. En 1863 Matías Laviña, arquitecto director de las obras de la Catedral, envió un informe al Ministerio de Gracia y Justicia para abordar la reparación de las vidrieras del templo, y hablaba del peligro que suponía trasladar las vidrieras para su restauración. En 1887, también Demetrio de los Ríos retomó la restauración de las vidrieras que, en esos momentos, se encontraban almacenadas en la torre norte de la Catedral. En los informes propone la «unidad de estilo» e insiste en que las vidrieras antiguas no salgan de León para «evitar pérdidas irreparables». En 1892 Juan Bautista Lázaro estudia la idea de Demetrio de los Ríos de crear un taller de restauración de vidrieras dependiente de la Catedral. Demetrio de los Ríos hizo un ‘Proyecto de taller de vidrieras’ en 1891 donde ubicaba el taller en la Casa Lonja, pero Juan Bautista Lázaro consideró que la mejor opción sería construir un taller «a pie de obra». Las ventajas económicas y materiales de formar un taller en León eran evidentes. – En esa rueda de prensa se aseguró que se habían enviado 9 vidrieras con ángeles y habían regresado 12, ¿cómo es esto posible cuando en 1894 el rosetón, según su tesis, ya estaba colocado y acabadas de reponer las vidrieras que faltaban?– El hecho de que el rosetón occidental estuviese ya en 1894 colocado en su lugar, ya restaurado, es indicado por Lázaro en el proyecto de ese mismo año. Existe también documentación fotográfica de Germán Gracia que lo avala. A finales del siglo XIX, el rosetón solamente conservaba 9 ángeles y por las descripciones del arquitecto estaba muy deteriorado. Los dibujos acuarelados que existen no detallan exhaustivamente el estado de conservación de cada vidrio ni la red de emplomado como puede hacerlo un dibujo a tamaño real o un calco. Siguiendo las pautas marcadas en la época, los restauradores completaron los otros tres ángeles rehaciéndolos con vidrios del siglo XIX, tomando el modelo de los originales. – Realmente, ¿cuánto tiempo estuvo el aparejador Rigalt formando operarios en León y cuál fue su labor concreta en la reparación del rosetón de poniente? – Antoni Rigalt fundó su empresa en el año 1890 con el nombre de Antoni Rigalt y Cía. y fue considerado el vidriero más importante del modernismo catalán. La actividad de Antoni Rigalt en la Catedral de León comienza en 1892, como se confirma en varias cartas de portes donde se envía cajas de vidrio plano. Su participación en el templo se hizo mucho más activa desde junio de 1893 como aparejador hasta septiembre de 1898. Su papel fue fundamental en la formación del taller, donde se aplicaron todas las pautas señaladas en sus escritos. – Otro tema polémico es que el emplomado de las vidrieras era muy malo y por ello se desprendieron y hubo que volverlo a emplomar todo… – A partir de 1895, momento en el que comienza la restauración de todas las vidrieras que se conservaban, en el taller de la catedral también se funde el plomo antiguo retirado de estas mismas. Al fundir ese plomo para reutilizarlo se funde también el propio estaño de las soldaduras originales, lo que hace que sea más resistente frente al distribuido por otras industrias del momento. Concretando, el plomo del rosetón occidental no es el mismo que se utiliza en el resto de las vidrieras pues su emplomado es anterior a 1895. Los plomos del siglo XIX anteriores a 1895 que se conservan en la Catedral están en peor estado de conservación que los de los años posteriores.– ¿Se llevó algún tipo de vidrio de otros rosetones a reparar a los talleres Rigalt?
– Lo que se lleva a la casa Rigalt de Barcelona fueron dibujos, no vidrieras.

– ¿Hubo participación de casas extranjeras en alguna vidriera o sólo se importaban vidrios para trabajarlos en León?
– Desde 1892 hasta 1894 se hacen ensayos con casas extranjeras y españolas. La restauración del rosetón occidental se incluye dentro de esta fase. Los ensayos que se decidieron realizar fueron relativos a la calidad, coloración y fortaleza de los vidrios que la industria distribuía y a la técnica a seguir en pintura sobre vidrio. Las reglas fundamentales que siguieron fueron, reponer las vidrieras con sus elementos actuales, los únicos elementos a sustituir debían ser el emplomado y los vidrios perdidos y la importancia del trabajo se basaría en el cuidado de no introducir variaciones que pusiesen en peligro de pérdida el tesoro artístico de las vidrieras. Lázaro fue partidario de que las operaciones se realizasen formando operarios en la misma ciudad y depender del extranjero solo para el suministro del vidrio ya que en esos momentos España carecía del mismo, evitando cualquier tipo de traslado de las vidrieras a otro lugar y que no se produjesen daños irreparables. Los primeros ensayos consistieron en realizar algunos paneles totalmente nuevos guiándose por dibujos a pequeña escala, copia del natural, pero con escasez de detalles de trazado que pertenecían al periodo de Demetrio de los Ríos.

– ¿Cómo se hicieron estos ensayos?
– Para realizar este trabajo se contó con la ayuda de Antonio Rigalt. Se eligieron tres dibujos de tres paneles que pertenecían al rosetón norte. En 1893 se trajeron a León para compararlos con los originales y a conocer los defectos del dibujo previo de Demetrio de los Ríos ya que desde el punto de vista material no desmerecían de las antiguas pero en la tonalidad y perfección dejaban mucho que desear. Existían ciertos defectos de dibujo y de composición consecuencia de la imperfección del dibujo que sirvió de pauta. Estas copias del siglo XIX de medallones del rosetón norte quedan de testigo en la actualidad en la capilla norte II de la Catedral. Estos problemas los resolvieron repitiendo la operación, esta vez con ayuda de la Casa Mayer en 1893, a partir de calcos a tamaño real de un panel de la vidriera ‘N.XVI’, y que posteriormente fue trasladado al ventanal ‘I’, formando parte de la composición del «Árbol de Jesé». Además de rehabilitar sus condiciones de fortaleza por medio de nuevos plomos, se colocaron todos los vidrios que faltaban, se repusieron y consolidaron los que se hallaban rotos y se consiguió convertir un panel casi deshecho, pero con la mayoría de sus elementos y piezas aprovechables, en el mismo panel artísticamente considerado, pero con todas las condiciones de resistencia material que tenía en origen. De esta segunda prueba se destacó el interés arqueológico. La tercera prueba fue una copia exacta y hecha por calco y en presencia de la vidriera correspondiente a la segunda prueba anteriormente descrita que en la actualidad se encuentra ubicada en la capilla norte II del templo. Finalmente, se decidió llevar los ensayos a la práctica con el rosetón oeste en León. El 28 de agosto de 1894 el rosetón ya estaba ocupando su lugar.
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