Aquel Francisco Pérez que dio en Paco Umbral

Planeta publica 'Diario de un noctámbulo' que reúne las colaboraciones de Francisco Umbral en Radio León, donde llegó de la mano de su primo Perelétegui

Fulgencio Fernández
21/01/2015
 Actualizado a 19/09/2019
Una de las famosas imágenes del Umbral provocador, tapado solo con una máquina de escribir.
Una de las famosas imágenes del Umbral provocador, tapado solo con una máquina de escribir.
Francisco Umbral es Madrid. Francisco Umbral es Valladolid. Pero Francisco Umbral también es, y mucho, León. La tierra de su madre coyantina, de su infancia, de sus primeros pasos en el mundo de la literatura (a través de la radio) y en esta ciudad, en las ondas de Radio León, dejó de existir aquel joven Francisco Pérez Martínez y el día 2 de octubre de 1958 firma por primera vez su esperado comentario en las ondas como Paco Umbral.

Y desde mañana será mucho más conocida que nunca la dimensión leonesa de Francisco Umbral pues la editorial Planeta pondrá en las librerías de toda España un esperado y anunciado libro, inédito, titulado Diario de un noctámbulo, cuyas páginasreúnen sus colaboraciones radiofónicas en La voz de León. "Es una colección de artículos emitidos entre 1958 y 1961 y presentados con diferentes títulos:En Buenas Noches están sus artículos de 1958 (ver uno en la página siguiente) unos textos que arrojan un tono filosófico-poético en los que el autor de Mortal y rosa despliega una mirada intimista para adentrarse en el corazón del hombre, del mundo y sus paisajes".

Era hijo de soltera y siempre mantuvo un baile de cifras con su fecha de nacimiento, en los libros decía que en 1935 Fruto de esta prosa es una literatura llena de lirismo y ternura que sumerge al lector en un clima poético en el que se descubre la impronta del Umbral novelista. En El piano del pobre (1959-1960), Umbral se hace eco de la actualidad nacional e internacional del momento, comentándola con un estilo personal y particularísimo en el que se reconoce ya el Umbral-periodista más genuino. Por último, en El tiempo y su estribillo (1960-1961), León acapara la atención temática del escritor. El comentario del acontecer político, económico y socio-cultural de la capital y la provincia revelan al Umbral más crítico e irreverente; al Umbral que lanza sus palabras a través de las ondas para ‘ponerle su estribillo a las cotidianas estrofas del vivir, y así escribir la historia mínima y humana’ de la ciudad y sus gentes".

También nacieron en León, según estas explicaciones, las diversas caras del Umbral escritor, periodista, crítico, irreverente, provocador...

Son numerosos los vínculos de Umbral (o de Francisco Pérez cuando llegó a la ciudad) con León. El primero nos lleva a su propio nacimiento y algunos enigmas sobre la fecha del mismo y su infancia. Su madre es la coyantina Ana María Martínez y la autor de una crítica biógrafa del escritor, Anna Caballé, afirma que "su madre dio a luz un varón en la mayor soledad y secreto; y en el ambiente sórdido del hospital benéfico. Era el 11 de mayo de 1932, un miércoles".

La oportunidad se la brindó su primo Perelétegui, director de la emisora que buscaba un antídoto a Victoriano Crémer Esta fecha fue muy ‘contestada’ pues la mayoría de las biografías que aparecen en las solapas de sus numerosos libros suelen comenzar:Francisco Umbral (Madrid, 1935)".

Curiosamente en uno de sus trabajos de la etapa leonesa, la ‘Crónica de la tabernas leonesas’ (publicadas después en la revista de la Casa de León y en La Crónica)el propio Umbral se ‘pilla los dedos’ pues en una de ellas, la titulada ‘Juego de bolos en Villa Evarista’ escribe:"Desde 1932 —que es un bonito año en el que se fue el Rey de España y vino al mundo el cronista—Villa Evarista es el Egido Bar...".

Se une a ello el hecho de que cuando La Crónica reeditó este libro en su colección ‘Biblioteca leonesa’ Francisco Umbral no puso ningún problema para ceder los derechos, pero sí pidió que no se incluyera esta taberna. Ahondaba en el enigma, pero poco le importaba a Umbral que jamás se preocupó de desmentir, ni afirmar, nada. Era Umbral.
Igual que era un tipo peculiar su primo carnal, el fallecido José Luis Perelétegui (en realidad José Luis Pérez), quien preguntado por este asunto para hacer el prólogo de este libro se limitó a comentar que "la verdad será la que Paco quiera, yo no soy nadie para decir nada que él no quiera contar".

Quien haya conocido a ‘el maestro’ Perelétegui entenderá perfectamente la respuesta. Es más, no se podía esperar otra de José Luis, que se limitó a comentar que habían compartido muchos años, de su infancia y sus estudios, como hermanos. "Y yo recordaba a un Paco lector empedernido y que hacía sus pinitos literarios con textos de gran calidad literaria".

A ello se unía su voz grave y ocurrió que quedó una plaza libre en Radio Falange (después Radio León)donde José Luis Perelétegui era el director. "No era de redactor, ni de locutor, era de administrativo y como él trabajaba en Valladolid en un banco los dos entendimos que era una ocasión única para iniciar su carrera periodística, no solo radiofónica". El pensamiento de Perelétegui era que su primo se convirtiera en la alternativa al gran protagonista de la radio leonesa de entonces, Victoriano Crémer y sus famosas ‘Luces de la ciudad’. "No quise lanzarlo a pecho descubierto frente a Victoriano, pero él sí quería el riesgo, todos los riesgos. Y fue ganando espacio en la radio, pasó por los programas que ya se han citado, cada vez con más tiempo y en mejor horario. Pero también se convirtió en un personaje en la ciudad, como programador del Círculo Medina, que dirigía otro primo suyo, también Perelétegui, como critico de arte y literatura que ya apuntaba al columnista que después fue. Y como paseante por las calles de León, con especial gusto por el Barrio Húmedo.

La presencia de José Hierro la proyección de 'Orfeo' y un debate sobre la minifalda propician su adiós a León En la radio coincidió con nombres ilustres, como los de del un joven Luisdel Olmo, Luis Arribas y su exitoso programa ‘El cartero’ y locutoras como María Jesús Álvarez Moro, a la que Umbral recordó algunas veces por su preciosa voz, o María Teresa Martín Villa, hermana del todopoderosos ministro. Algunas veces eran ellas quienes leían sus comentarios pero en los leoneses caló pronto y hondo la voz grave de Francisco Pérez Martínez, que pasó a Francisco Umbral en su comentario del 2 de octubre de 1958.

Su viuda, María España, recupera los recuerdos de Umbral de aquellos tiempos: "Aparentemente no era una persona cariñosa, ni tierna, pero lo era con quien creía que lo merecía. León era una ciudad muy fría, como él ha repetido, por lo que casi siempre llevaba jerseys de cuello alto, negros, porque solía tener infecciones en la garganta con fiebre muy alta".

Francisco Umbral pronto chocó con algunas costumbres de la vida leonesa.

Programaba actividades en el Círculo Medina y allí trajo a un poeta al que él admiraba, José Hierro (también estuvieron Jaime de Armiñán o Leopoldo Panero), pero Hierro no era precisamente el más "propio para aquella ciudad de labrantines". La polémica alcanzó todos los tintes imaginables con la proyección de la película ‘Orfeo’, de Cocteau, y se amplía cuando plantea en la radio un debate en directo sobre la minifalda.Ganó la opción que más le gustaba a Umbral y menos al obispo Almarcha y ahí tenemos al bueno de Perelétegui camino del obispado para "templar gaitas". Pero el problema era otro, según contaba el propio director de la emisora y primo de Umbral: "Paco me confesó. Mira José Luis, lo que yo quiero es ir a donde tengo que ir, que es a Madrid, y estas cosas me ofrecen la disculpa que necesito para irme".

Y así fue como hizo las maletas. Ahora era José Hierro quien invitaba a acudir a Madrid a Francisco Umbral y levantó el vuelo aquel Francisco Martínez que un día llegó a León para dar sus primeros pasos.

Y ahora regresa entre las pastas de un libro:‘Diario de un noctámbulo’.
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