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Apuestas ‘low cost’

30/12/2019
 Actualizado a 30/12/2019
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Uno de los principales problemas de mucha gente hoy en día son el no leer y el no escuchar. Después, con estos inconvenientes, están el no prestar atención a lo que se lee o el no haber entendido lo que dice el contenido en cuestión. Y entonces se pregunta, se mete la pata o se incomoda más de lo debido.

Lo que le cuento en el párrafo anterior se puede aplicar a muchas cuestiones diarias. Desde el ir a una tienda y preguntar dos veces lo que pone en una docena de carteles hasta cuando se va al médico, se compran los medicamentos y el sujeto acaba tomándolos como le da la gana por no leer el prospecto o no haber escuchado ni al doctor ni al farmacéutico en sus recomendaciones.

También pasa muchas veces en las redes sociales, sobre todo con los cansinos concursos y sorteos donde hay que compartir, dar a me gusta, hacerse seguidor y no sé qué más para entrar en la rifa donde, –y esto está basado en hechos completamente reales– se puede ver a un tipo que odia los animales participando en un sorteo de comida para perros durante un mes o a otro que no tiene coche, ni siquiera permiso de conducir a sus cincuenta años, pero cumple todos los requisitos para intentar ser uno de los agraciados con un juego de alfombrillas y una funda de volante.

Tengo comprobado que participar en lo que sea es la máxima de muchos usuarios de las redes sociales. Y es que los cazasorteos y cazaconcursos son la versión low cost de los juegos de azar del Estado o de las casas de apuestas, donde jugar implica un riesgo económico aunque sea pequeño, pero en el Facebook el único riesgo de compartir a todas horas es que te bloqueen o te eliminen tus amigos por ser pesado. Digo pesado por no decir otras cosas de quien sigue participando estos días en el sorteo de un décimo para el sorteo de El Niño que se jugó en 2017.
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