20/02/2020
 Actualizado a 20/02/2020
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De la izquierda revolucionaria que era un resorte contra la injusticia y los poderosos solo quedan las revoluciones. Para el sanchismo podemita que gobierna la revolución es un estado de ánimo, una corriente de opinión pública que refrenda la necesidad de mantenerse en el poder. Exhibe impúdica tal superioridad moral que incluso sentándose en el Consejo de Ministros sigue alardeando de ser el oprimido. El vicepresidente Pablo Iglesias se rectificó este martes reuniéndose con las organizaciones agrarias a las que no convocó la semana anterior. Con los mismos tractores cortando autovías entonces todavía eran terratenientes de derechas y hoy son asfixiados por el capitalismo más despiadado. Por eso les dijo «seguid apretando». Olvidó que ya no acampa en las plazas y que parte de la revuelta exige soluciones contra la ruina de precios a ese Gobierno de España al que pertenece que añadió a su drama más costes laborales.

Apretad más. Contra mí y contra el Estado. Peligrosamente similar a Torra alentando a los CDR vestido de manifestante y mosso en aquellos días de contenedores ardiendo del aniversario del referéndum ilegal. El independentismo solo tiene sentido ante el agravio y la opresión igual que este Gobierno se justifica constantemente sorbiendo y soplando los charcos.

Ser buen socialista (de «la España que queremos») es revolcarse en las contradicciones. Acomodarse en la tensión. Alumno aventajado es el alcalde de León que ha resucitado el leonesismo para erigirse profeta del reino prometido. Se apropió el domingo de las miles de personas que se manifestaron en la provincia. Muchos exigían un futuro de oportunidades roto por las fallidas reconversiones y no la añoranza estéril de antiguas coronas. Pero Jose Antonio Diez solo quiso ver banderas, como los ediles del PSOE que impulsan y apoyan mociones en más municipios negando a su partido. La revolución hoy es enfrentarse a sí mismo. Apretad. Apretad más, que me haréis imprescindible.
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