pedro-j.-abajob.jpg

Aprendices que quieren triunfar

23/02/2015
 Actualizado a 19/09/2019
Guardar
El que piensa aquello de que las comparaciones son odiosas es porque tiene poca disposición a abrir los ojos y ver que aquel ante el que se examina es mucho mejor en algo que uno mismo; por eso siempre he sido de comparar, como ejercicio sano y tan útil como hacer un examen de conciencia y para no caer en el abandono de creer que lo de uno es lo mejor; aunque a veces –y humildemente– sea así.

Estuve el sábado en el desfile de Piñata de Astorga, sin el deber de tomar nota mental para escribir después veinte o treinta líneas sobre lo que dio de sí la fiesta, como me ocurre en La Bañeza, donde tengo que firmar crónicas con todo el empeño del poco carnavalero. Por eso, en la capital maragata fui simple espectador, rascando un frío descomunal dulcificado con taza de chocolate y un par de mantecadas exquisitas, pero con tiempo suficiente para comprobar que aunque Astorga le da varias vueltas a La Bañeza en algunos aspectos, en cuanto a la mascarada se refiere no me quedo corto al decir que son simples aprendices.

Gracias a que es ya época de doña Cuaresma, a la gente de fuera, a que algún grupo son parejas o tríos y que otros conjuntos son un desfile de comparsas con la coreografía aprendida, Astorga se hace notar en esto del disfraz, una pasión que los bañezanos llevan en la sangre y en Astúrica es afición importada. Quizás, como en la vida misma, se puede intentar copiar y pensar que lo de uno es lo mejor, pero triunfar en todo es difícil.
Lo más leído