Antonio Trobajo, ministro de Dios

Por Máximo Cayón Diéguez, cronista oficial de la ciudad de León

Máximo Cayón Diéguez
11/04/2020
 Actualizado a 11/04/2020
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Sabía de su padecimiento. Sabía que su entereza y dignidad ante los embates del dolor eran ejemplares. Sabía también de su cristiana aceptación de los planes divinos, porque, sin alarma alguna, tiempo atrás, me había comentado personalmente sus dolencias. Hoy sé que el Señor ha llamado a su puerta y ha reclamado su presencia en las heredades celestes.

Nacido en Puente de Alba, en plena montaña leonesa, muy cerca de la Pola de Gordón, sacerdote de una enorme energía vital, amable y sensible, la bondad era uno de los rasgos más característicos de su carácter. Cercano siempre, siempre sonriente, siempre de buen humor, sencillamente bueno, su franqueza y sensibilidad eran signos distintivos de los valores humanos que atesoraba.

Universitario en Salamanca y en Roma, estudioso declarado, intelectual de muy hondo calado, la transparencia de su maestría, docente y moralizadora, trenzada en la amenidad y la erudición, apreciada tantas veces, lo mismo en el trato personal y en la lectura de sus textos que en la escucha activa así que ejercía como orador sagrado o desde la cátedra civil, devenía en un faro espiritual en el camino de la vida, procurando así consuelo y esperanza a muchas almas. Lo digo por experiencia propia. Por eso, hoy, la noticia de su muerte, no por menos esperada, ha supuesto un mazazo, seco, abrupto, desconcertante para cuantos le queríamos y admirábamos.

Su compromiso con la sociedad pudo ser observado desde distintos ángulos por las diferentes responsabilidades que ejerció en la diócesis. Comenzó siendo un cura de pueblo, como tantas veces se definió él mismo. Después, en otras actividades que cito de memoria, fue profesor de Religión en “La Normal” y en el IES “Juan del Enzina”, Delegado Episcopal en la Junta Mayor de la Semana Santa, Rector del Seminario Mayor de San Froilán, Vicario General de la diócesis, y, ahora, Deán de la S.I. Catedral de León, además de vicario episcopal de Relaciones Públicas.

El 1 de mayo de 2018, la sociedad leonesa rindió un caluroso y entrañable homenaje a Antonio Trobajo Díaz. Fue un justo y necesario reconocimiento a su persona y a su labor de apostolado, que de continuo resultaba un reconfortante ejercicio de convivencia. Poco después, la edición de un libro, que recoge en sus páginas las impresiones de un centenar de leoneses acerca de este sacerdote admirable y admirado, dialogante y comunicativo, vino a testimoniar de modo explícito el afecto y el cariño que se le profesaba en nuestra ciudad a este pastor de almas, a este ministro de Dios.

Antonio que en el cielo nos veamos.
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