Antonio Lizana: "Nuestro directo es vibrante"

El cantaor y saxofonista gaditano y su grupo ponen este sábado el broche final al Festival de Jazz de Cerezales del Condado

Emilio L. Castellanos
22/08/2015
 Actualizado a 18/09/2019
Antonio Lizana con la formación que este sábado actuará en la plaza de Cerezales del Condado.
Antonio Lizana con la formación que este sábado actuará en la plaza de Cerezales del Condado.
Suma y sigue, hasta rozar los cuarenta nombres, la lista de músicos que colman los créditos del último disco de Arturo O’Farrill, ‘The Offense Of The Drum’, agasajado en la última edición de los Grammy con el premio al mejor disco de jazz latino. Desmenuzándola, se advierte su grandeza al coincidir en ella algunas ilustrísimas personalidades del jazz actual y la música latina, como el pianista Vijay Iyer, el arpista Edmar Castañeda, el saxofonista Donald Harrison o el percusionista Samuel Torres. El apellido O’Farrill delata las aspiraciones de la grabación. Arturo, hijo de uno los nombres imprescindibles de la historia del jazz afrocubano, Chico, y al que señalan sin disimulo su origen mexicano y sus raíces cubanas e irlandesas, lidera en el disco una orquesta, Arturo O’Farrill & The Afro Latin Jazz Orchestra, que salvaguarda la esencia musical latina y entabla relaciones entre los diferentes acentos que dan carácter a aquella. Aunque resultan indiscutibles el espíritu y el empeño del disco, este incluye un tema, una versión por tientos de ‘Gnosienne 3’, que quiebra su orientación general al atrapar y combinar los universos propios de Erik Satie y el arte flamenco en un marco genuinamente jazzístico.  Su interpretación disfruta del protagonismo indiscutible de Antonio Lizana, un músico gaditano que, a lo largo de los últimos años, ha ido acuñando un estilo propio gracias a la combinación estrecha y cómplice de sus dos oficios, cantaor y saxofonista, los mismos que aplica en la grabación de Arturo O’Farrill a cuyo proyecto acabó accediendo gracias a la mediación de Miguel Blanco, uno de sus profesores en Musikene y con el que colaboró en la big band que conducía, la Afrodisian Orchestra, para la que interpretó y grabó la primera versión de ‘Gnosienne 3’, incluida en el disco ‘Satierismos’.

No queremos públicos lejanos ni conciertos fríos y distantes. Nuestra música fomenta la proximidad Antonio Lizana visitó Cerezales del Condado en 2011, recién concluida su estancia en Musikene, uno de los centros españoles de formación musical de mayor prestigio, y con su proyecto musical, el denominado Antonio Lizana Group, casi en estado embrionario. Cuatro años después regresa al festival de jazz de esta localidad leonesa, este sábado a las 22.30 horas, plenamente afianzada su propuesta, avalado por un disco, ‘De viento’ (2012), y con otro, ‘Quimeras del mar’, ya en el horizonte y aplaudido su talento en numerosos escenarios. "Los últimos cuatro años han sido un camino muy bonito. Desde que estuvimos en Cerezales, hemos andado ya bastante, el proyecto se va conociendo y estamos recogiendo frutos… La verdad es que estamos disfrutándolo mucho", asegura el músico. Natural de San Fernando, el flamenco ha sido siempre algo cosustancial a su propia realidad y desde chico lo ha vivido con especial sensibilidad y pasión. Sin duda, en ese tiempo de infancia germinó una de las principales semillas del proyecto creativo que auspicia su Group y que se funda principalmente en el maridaje íntimo entre flamenco y jazz. El creció abrazado al flamenco y así lo ha alentado a través de una voz que se entrecorta de emoción cuando entona al son de alguno de los palos y ese saxo, extensión de su propio cuerpo, al que se amarró entonces y ya no soltó. La personalidad del instrumento, para  el que había recibido formación clásica en el conservatorio, allanó al adolescente su ruta por las particularidades del flamenco y le desveló el reguero de posibilidades sonoras y expresivas que le ofrecía. Jorge Pardo, por aquello de que mezclaba como nadie saxo y flamenco, amparó sus primeras devociones a las que luego se sumarían, de una manera natural, nombres imprescindibles del jazz como Charlie Parker y John Coltrane. Ya matriculado en Musikene, acabaría estrechando en primera persona los muchos lazos que jazz y flamenco se tienden y formalizando una empresa creativa y autoral, en la que involucró a compañeros absolutamente entregados a la causa de la fusión y el riesgo, que ahora mismo sigue ganando en madurez y consistencia.

Uno de los motivos por los que flamenco y jazz, a juicio de Lizana, son protagonistas de constantes intercambios es la improvisación. "En el jazz normalmente tenemos una estructura que en principio no varía y sobre la que se va improvisando melódicamente. En el flamenco, la improvisación funciona de otra manera: no hay una estructura fija como en el jazz. El cantaor va cantando y el guitarrista, por cultura y tradición, sabe cómo acompañarlo. Cuando encuentras a alguien que conoce la tradición del jazz y del flamenco, surgen cosas muy bonitas". Desde luego, él es todo un aventajado a la hora de provocar la chispa entre las dos músicas al conocer a fondo todos sus trasfondos. El flamenco lo tiene clavado desde niño y esa influencia es determinante en su concepción de la música. "Es algo inevitable. No lo he tenido que aprender. Siempre lo he tenido ahí y siempre está aflorando". El ejercicio combinado de sus dos vocaciones, las de cantaor y saxofonista, desata sin prejuicio alguno la fusión y da color y matiz a una propuesta rica en intensidades y texturas.  "Me parece que todo encaja de una manera muy natural porque siempre me han encantado las canciones y al mismo tiempo esas partes para improvisar, esas estructuras que se abren y son tan elásticas que te da el jazz. También, me gusta incluir la voz flamenca en un contexto más moderno. Intento que haya de todo en cada tema".

En Musikene se respira música. Es un cruce permanente de caminos que fomenta el encuentro y la riqueza creativos. Fue allí donde brotó Antonio Lizana Group. El baterista francés Vincent Thomas (al que en Cerezales conocen de sobra al haber visitado el escenario de su plaza con dos de las formaciones que ha impulsado: Gabacho Connection y Gabacho Maroconnection), el bajista canario Tana Santana y el pianista Marcos Salcines son los mismos músicos que participaron en el nacimiento de la banda y que ahora, con el añadido del percusionista Epi Pacheco, siguen acompañando al gaditano. Los cuatro coincidieron en el centro donostiarra. Los cuatro emprendieron un camino común que ha provisto de estabilidad y solidez al grupo. "Todos estamos por la música, lo que significa que no nos importa sacrificarnos por el bien del proyecto. Apostamos por esta propuesta. Tengo la suerte de contar con unos músicos de mucha calidad. Cuando tocamos todos juntos, se nota. Tenemos los temas muy interiorizados y estos acaban dando mucho de sí. Estamos todos muy motivados y más cuando nos encontramos con muchas y muy buenas respuestas ahí fuera".

La música ha sido siempre la gran seña de identidad de Antonio Lizana. Ahí están las abundantes referencias que nutren su biografía para testimoniarlo. Sobresale el Group pero también abundan las colaboraciones con jazzistas tan experimentados como Guillermo McGill o con músicos y grupos tan variados como José Mercé, Chambao (su cantante, La Mari, intervino también en ‘De viento’) o Raimundo Amador, entre otros,  su participación en proyectos como la citada Afrodisian Orchestra o la cumbre que supuso actuar con la orquesta de Arturo O’Farrill. La suma de tantos instantes ha ido modelando la personalidad de un artista de vocación abierta e inquietud indoblegable. "Todos somos permeables a muchas influencias y estas acaban apareciendo en lo que hacemos". Ahora vive con expectación la pronta aparición de su segundo disco. Es la consecuencia lógica de la vitalidad de un grupo, el suyo, en continuo latir. "En esta nueva grabación se advierte que la idea de grupo está mucho más clara". No cabe duda de que el hecho creativo es entendido, por parte de Antonio Lizana, desde una concepción absolutamente corporativa, sometida a la percepción grupal y de la que se ausenta la amenaza del personalismo más egoísta. "Yo propongo el tema al grupo. Está compuesto y preparado, pero también abierto al enriquecimiento que puedan hacer los demás. Siempre me imagino que a cada uno se le puede ocurrir algo más ingenioso de lo que hay y ahí es donde se produce un intercambio de opiniones e ideas que, sin duda alguna, son beneficiosas. Nosotros fomentamos la cercanía con el público". Así se expresa a propósito de la relevancia que le da al espectador y a la interacción que busca con él y que sólo el directo proporciona. "No queremos públicos lejanos ni conciertos fríos y distantes, excesivamente intelectualizados. Queremos que haya complicidad, sin renunciar a nada. Creo que el grupo se mueve muy bien en ese sentido. Con momentos más conceptuales a otros donde la gente participa activamente y se arranca incluso a bailar". "El grupo ofrece un directo vibrante, lleno de frescura e intensidad, un viaje de Cádiz a Nueva York, con un mensaje de sobriedad y también de fiesta", asegura el músico gaditano para el que sus estancias en Nueva York ("allí me relacioné con el jazz de otra manera", asegura) se impusieron como auténticos puntos de inflexión en su trayectoria artística.
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