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Año nuevo, vida nueva (nos dicen)

31/12/2021
 Actualizado a 31/12/2021
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La ‘Historia interminable’ es una archiconocida y nombrada película de niños, que no infantil. Un título con connotaciones más bien poco ilusionantes, que ha terminado convirtiéndose en una frase hecha, de esas que se aplican, en su literalidad, para todo.

Y aquí estamos, un año después del año anterior, para empezar una vida nueva en un año nuevo, pero con la sospecha de que ni lo uno, ni lo otro, pero siguiendo esta historia interminable.

Por repasar el año, aparte de la pandemia rampante, ha habido de todo. Un año de «nueva Normalidad», nos dijeron, con mucho de nueva y poco de normalidad. Como dijo en su día Isabel II, la eterna reina de Gran Bretaña, un «año horribilis».

Nevadas sorpresivas casi instantáneas, pero gordas, seguidas de lluvias abundantes, que han terminado produciendo inundaciones a lo burro.

Un volcán que empezó con temblores y terminó en una irrupción tremenda, de un montón de días, rompiendo por aquí y por allá, con millones de toneladas de ceniza, amén de ocupación masiva por la lava y cientos de familias en la calle, en el más estricto sentido de la palabra.

El precio de la electricidad desbocado, un cuatrocientos o quinientos por ciento superior al de hace un año, con unos y otros persiguiendo día a día los horarios más económicos (que nada tienen que ver con lo que se nos dijo de horas valle y horas punta estables), de modo y manera que nos han cambiado hasta la forma diaria de vivir, poniendo los electrodomésticos a horas intempestivas y cocinando los fines de semana para el resto de la ídem.

A la par, por lo mismo o con lo mismo, las gasolinas y los gasóleos en precios desconocidos, por lo altos, claro, con el agravante de que, como somos muy ecológicos, los coches de gasóleo están malditos y amenazados de desaparición, las gasolinas ídem, los eléctricos son carísimos y para hacer un recorrido largo, ya puedes prepararte a tener paciencia y tomártelo con calma con los tiempos de recarga. Por si fuera poco, los coches que no tengan etiqueta ECO (que son la mayoría), no pueden circular ya en una buena parte de Madrid, por ejemplo, y no podrán, en un futuro bastante próximo, circular por los centros de las ciudades de mas de cincuenta mil habitantes. O sea que medio parque automovilístico, o más, tiene a la vista el cambiar de coche. Sin saber qué tipo ha de elegir. Por si fuera poco.

Y la inflación en porcentajes no vistos en décadas.

En cuanto a la pandemia… Bueno eso es como la eterna canción. Nos dijeron que no había que preocuparse, que unos cuantos casos dispersos, que las mascarillas eran incluso contraproducentes, luego que cuidadín cuidadín, que el virus estaba por todas partes, así que nos liamos a darle lejía (si la encontrabas) por todos los lados, cuidado con los zapatos, etc., etc.

Llevamos seis olas (creo que dos más que en Europa), una nueva normalidad y no sé cuantas cosas más y aquí estamos, con más contagios que nunca, aunque, eso sí, con menos ingresos y fallecidos. Menos mal.

También nos dicen (algunos), que los virus, y este virus como otros, aunque no tienen inteligencia, sí parece que la tengan, pues siendo su fin último el ser huéspedes en cuantas más personas mejor, tienden a ser menos mortales (porque si no se quedarían sin nadie en quien habitar) y sí más contagiosos, lo que parece ser el caso. Algo así como la Gripe Española (que para colmo no era ni española), que llevó por delante cincuenta millones de personas en un mundo con la mitad de población que la actual y luego, en un par de años, se quedó en la gripe de siempre. Eso dicen los más sabios. A ver si es verdad.

En todo caso, estamos en un túnel, después de haber salidos de otro y otro, y lo que se vislumbra… pues es otro túnel, con los combustibles, la electricidad y la inflación por las nubes y la pandemia rampante, quizás más leve, pero pandemia al fin y al cabo. Negro panorama pues.

Y esperemos que el volcán no vuelva a entrar en actividad y las nieves y lluvias sean razonables. Ya sólo nos falta un tsunami.

Pero vaya usted a saber qué más nos puede pasar. A ver si va a ser verdad lo que por ahí se ha corrido: que sí, que son cosas sobrevenidas de las que no se puede culpar al gobierno, pero que, ‘talmente’, parece que este presidente sea gafe.
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