Año de cambios

Cuando todavía se encuentran restos de confeti y serpentinas por calles y plazas de pueblos y ciudades y los Reyes Magos se han empeñado en atender las peticiones de chicos y grandes se nos han colado los primeros doce días del prometedor 2015 que se presenta lleno de cambios en el aspecto político con, al menos, dos elecciones nacionales y alguna regional en la zona española de Cataluña. El balance del ya caducado 2014 es muy diferente según los personajes que sobre él opinen y mientras que unos aseguran que se inició el pasado año una recuperación económica mas o menos destacada, los del otro lado o lados se empeñan en desmentirlo ignorando el progreso lento, muy lento para el deseo de los españoles, que se está constatando.

Así, si se dice desde el PP que España es la nación que más está mejorando en Europa y que está saliendo del profundo precipicio económico y social en que hundió al país el vallisoletano Rodríguez Zapatero, desde los partidos de la izquierda justifican esta realidad en que los otros estados europeos han crecido muy poco. Quedan meses de este 2015 de ajetreado movimiento político y no digamos en el ámbito judicial. Los partidos políticos ya conocidos ven con cierto temor la irrupción de nuevas y numerosas opciones a las que los ciudadanos podremos votar en los comicios de este año. El cabreo casi generalizado que ha propiciado principalmente el bipartidismo PSOE-PP y los partidos secesionistas han animado a la ciudadanos a formar nuevos partidos que pasarán, con mucho, de los 4.000 antes de que lleguen las elecciones de mayo.

Me decía ayer un amigo que encuentra muchas dificultades para poner iniciales y nombre a un nuevo partido que se pretende crear en Valencia de Don Juan, pues la práctica totalidad de las diferentes siglas que había pensado poner al grupo político de nueva creación están ya registradas en España. El panorama político en 2015 va a cambiar y las coaliciones se perfilan como seguras, incluso con partidos de dudosa reputación que anuncian soluciones tan fáciles de prometer como imposibles de conseguir y que se aprovechan del río revuelto de mentiras y corrupción.