Ocurre con frecuencia. Aquellos que reclaman más historias de contenido humano en los periódicos devoran las noticias de animales singulares, como Coraluna y tantos otros que siguen en la memoria.
Hace unos años, por los noventa creo, el diario El Paíshizo a finales de año una encuesta entre sus lectores sobre la noticia que más les había llamado la atención. Ganó de calle una relativamente lejana en el tiempo, del verano, que contaba la historia de un perro de una familia de emigrantes asturianos que habían regresado a Gijón y unos días más tarde apareció en casa el perro que habían dejado en Bélgica (o tal vez Suiza).No le faltan aLeón historias «humanas de animales» que han protagonizado páginas de periódicos pero, sobre todo, conversaciones de taberna o filandón. Animales de todo tipo: pájaros, perros, osos (los que más gancho tienen), jabalíes, toros... y hasta leones.Leo y Muñiz AliquePrecisamente un león, de nombre Leo, protagonizó la historia más seguida y que, a buen seguro, no hubiera sido posible en estos tiempos. Leo fue un león que estaba en un bar de Santovenia del Monte, el Lusumar, acrónimo nacido del nombre de los tres hijos de José Luis Cembranos, el dueño (Luis, Susana y Marcos). El primero de ellos es un conocido deportista leonés, Luis Cembranos, ahora en el Rayo Vallecano. Pero el Lusumar fue la última paradade la azarosa vida de aquel León que llegó a España, vaya usted a saber cómo, procedente de Kenia. En Madrid lo compró en 1977, de muy pocos meses de edad, un sobrino del escultor leonés Ángel Muñiz Alique, Pablo. Como el animal al crecer se iba haciendo difícil de controlar el comprado se lo ofreció a su tío, un apasionado de los animales que no hace muchos nos confesaba en una entrevista que llegó a tener un lobo con el que paseaba por León.Ángel Muñiz Alique lo trajo para su estudio de escultura y allí «le cuidé como a uno más de la familia», pero el animal crecía y le daba algunos disgustos, como destrozar una escultura que tenía prácticamente terminada. «La de Odón Alonso, me parece», decía Alique. Y le buscó el siguiente destino, el bar de su compañero de mus en las partidas, José Luis Cembranos. «En medio hubo otras iniciativas, incluso municipales, pero no llegaron a nada» y el león acabó en Santovenia del Monte, donde pasó un buen número de años y se convirtió en una atracción que todos paraban a ver. Cembranos reconocía que vendió muchos cafés a cuenta de Leo pero habría que «descontar lo que comía», que no era poco y obligaba a este cantinero de dilatada trayectoria en el sector a recorrer mataderos, carnicerías o hacerse cargo de animales que se le morían a los ganaderos del pueblo. «Lo que sí te digo es que este pueblo se dio a conocer por el león», decía en un viejo reportaje.Osos famososEs evidente que los osos tienen algo especial. Y más aún los oseznos, como nos demostró no hace mucho (en 2012) Jimena, la osezna huérfana que apareció en Laciana. Su corta biografía —murió en un traslado a causa del estrés, según la versión oficial de la autopsia— fue seguida día a día, desde las conjeturas sobre el abandono de su madre, el traslado a un centro de recuperación... 
Aunque más curioso, e hijo del poder de las redes sociales, fue el famoso híbrido de Prioro, aquel que no se sabía si era oso o perro... o nada. Pues todo apuntaba a un ‘cuidado montaje’ pero que llevó a Prioro a todos los telediarios.Y en Prioro, precisamente, apareció en el corro de lucha de 2010, donde se concentra mucha gente, una pancarta que pedía que Luna y Ponderoso se fueran a vivir a los montes de Prioro. Se trataba de dos osos que vivían en el Coto Escolar de León y para los que se montó un movimiento encaminado a lograr que abandonaran la cautividad.
Curiosa es también la historia de Lázaro, un oso anciano y enfermo que apareció en Polvoredo y sus vecinos se volcaron con él pues parecía «predestinado» a morir, tanto que el nombre es fruto de que quienes le cuidaban decían que si lograba levantarse era un milagro. Que se produjo, de ahí su nombre.
Lázaro prestó sus servicios a la ciencia pues su aparición en la comarca de Riaño abrió las esperanzas de que hubiera hecho un largo recorrido desde Laciana y se abrían las puertas a la «conectividad» entre las poblaciones oseras de la Cordillera Cantábrica.
No podían faltar en una provincia como la de León historias de vacas —a veces ejemplares de cinco patas o que tuvieran tres crías—, toros —que ganaban concursos— o, sobre todo, mastines, desde aquel recordado Tigre de Luis Fernández Rabanal, campeón del mundo, a unperro callejero, el Turco, que los vecinos de Matallana parecían haber adoptado. Su muerte, las pasadas navidades, fue lo más comentado de aquellas fechas.
Milano contra los calvos
Una de las historias más curiosas, protagonizada por un animal nada habitual —un milano— se vivió en Ambasaguas de Curueño. El pájaro parecía tener manía a los calvos (o con el pelo blanco) y se lanzaba a picarlos desde lo alto de un poste. Lo curioso es que trabó ‘amistad’con un niño del pueblo, Ricardo, que le llevaba comida con frecuencia. Con el tiempo el pájaro desapareció y Ricardo fue un conocido luchador, El Grillete, aunque se tuvo que retirar prematuramente por una lesión.
Historias muy humanas.