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Amis, Easton Ellis y mi ‘abuelis’

28/05/2023
 Actualizado a 28/05/2023
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De entre los imperios culturales de los últimos tiempos soy, como ha correspondido por contemporaneidad, más seguidista del americano que del británico. Pero, de ambos, los figurones icónicos me influyen (sin ansiedad, doctores Johnson y Bloom) y estoy al tanto de sus avatares. Por eso me puedo hacer eco hoy simultáneamente del último hito de uno de cada.

Del británico Martin Amis, sucede que ha fenecido a los setenta y tres años y quince novelas. Del estadounidense Bret Easton Ellis, sucede que sigue vivo a los cincuenta y nueve y ha publicado la que dicen que puede ser la mejor de las suyas.

Amis, hijo de Kingsley, era el escritor más desinhibido de la brillante generación Granta, la cual recibió el Nobel en la figura de Kazuo Ishiguro aunque podría haber recaído en la de Ian McEwan, Salman Rushdie o el finado. Amis, Martin (como pasará a su anhelada posteridad en la Enciclopedia y no en la Abadía de Westminster cerquita de Chaucer) lo que sí obtuvo fue el premio Leteo en 2007 por su estilo furioso, excesivo a días, difícil para el no angloparlante. Las controvertidas y reputadas ‘Dinero’, ‘Campos de Londres’ o ‘Lionel Asbo’ a mí me tufaban a bol de Frosties empapados en ron pero cuando atemperaba el exhibicionismo verbal y se alejaba de lo coyuntural acongojaba. Para muestra ‘La casa de los encuentros’.

Bret Easton Ellis, autor de ‘American Psycho’, ha vuelto a las estanterías de novedades y los anuncios de libros robados de Wallapop con su ultima novela, ‘Los destrozos’. En ella, parece ser (me muero por leerla) que se pone a sí mismo de protagonista, en tan trascendente estación como el otoño de 1981, satisfaciendo sus apetencias sin moderación. Nada nuevo como punto de partida pero si es un referente (que lo es, si no de qué iba a aparecer en el catálogo americano que desplegaba Calamaro en su ‘Enola Gay’ de 2001) se debe precisamente a eso.

Amis tenía tanta miga que nos quedan años de lectura glutamática y enriquecedora. Con Easton Ellis, además de horas de lectura, todavía tenemos la oportunidad de verle recibiendo el Leteo, que nos firme un ejemplar de ‘The Shards’ y que alguien lo lleve a dar una vuelta por la Sobarriba Hills como guiño a su imperialidad. Aliteraciones aparte.
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