Amen sin acento

El Ágora de la poesía que se celebra en la plaza de San Marcos cumple 4 años. El último viernes de mayo de 2013 se reunieron por primera vez en un corro de versos... este regresan

Fulgencio Fernández
26/05/2017
 Actualizado a 19/09/2019
Uno de los encuentros del Ágora de la poesía en el anfiteatro de la plaza de San Marcos. | MARCELO ÓSCAR BARRIENTOS
Uno de los encuentros del Ágora de la poesía en el anfiteatro de la plaza de San Marcos. | MARCELO ÓSCAR BARRIENTOS
Palabras poéticas, indignadas, sueltas, en verso, dulces, airadas, enamoradas, desesperadas... libres. Cuatro años de palabras en la plaza, cada último viernes de mes. Es el ágora de la poesía.

El último viernes de mayo de 2013 se reunieron por primera vez, convocados por la palabra. Hoy, último viernes de mayo de 2017, estarán de nuevo allí ¿Quiénes? Los dueños de las palabras, los de siempre y los nuevos, los que lo han convertido en una costumbre y los que se van sumando, los que van a la plaza de San Marcos y los que pasaban por allí: La puerta está abierta, el micrófono puesto, la gente sentada, tú decides: hablar, escuchar, las dos cosas... Es el ágora.

Hace cuatro años en la desaparecida La Crónica de León se podía leer: «Érase una vez en un lugar, sin saber por qué se empezaron a recitar versos...». Han pasado cuarenta y ocho ediciones: «Érase una vez en un lugar, sin saber por qué se siguen recitando versos».

Esos «nadie» que convocan, pues ellos muestran nulo empeño en ponerle nombres a las voces de todos, explican al cumplirse estos cuatro años que es un encuentro «para los amantes de la palabra, de la poesía, que ha generado una atmósfera de arte y de cultura de las personas, de manera que intervenir y ser espectador se unen y sin entrar nunca en comparaciones, sino el respeto, porque la poesía no compite: se comparte».  

Y definen esta reunión como «un acto sencillo y genuino que ha puesto en cuestión a las élites creadas como mero hecho de la cultura y el arte, espectáculos sin más».

Los participantes más habituales en el ágora suelen repetir en cada convocatoria que «acudimos como  la primera vez. Es la magia de la poesía, la misma siempre es nueva, pues tiene el aliciente de la reunión en torno a la palabra y las emociones que provoca. Y es un rincón donde cada poeta le da visibilidad a lo poético”.

Y cada última semana de mes se incorporan nuevas gentes, unos leen y otros no, unos se quedan ya a formar parte del encuentro y otros estaban de paso. «Es la realidad del Ágora, en el nadie permanece pero muchos volvemos una y otra vez».

Y así lo llevan haciendo cuatro años seguidos, caminan hacia la 50 edición, en noches de lluvia, nieve y paraguas; en noches agradables, en noches de poesía... Quedaron una vez para hacer un corro de versos, para intercambiar palabras y ha calado en la noche de los últimos viernes de cada mes.

Y este viernes, otra vez, Ágora. Como ellos dicen, amen sin acento.
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