Amancio González: "Me gusta trabajar con personajes que de alguna manera se enfrentan a la gravedad"

El escultor leonés ha participado recientemente en un simposio internacional de escultura en la isla de Mármara (Turquía) dando forma a una espectacular escultura en piedra que representa a un saltador

Joaquín Revuelta
25/08/2017
 Actualizado a 18/09/2019
‘The Jump’  es una gran escultura en piedra que representa a un saltador y que se encuentra ubicada en un acantilado de la isla de Mármara (Turquía). | L.N.C.
‘The Jump’ es una gran escultura en piedra que representa a un saltador y que se encuentra ubicada en un acantilado de la isla de Mármara (Turquía). | L.N.C.
El artista leonés Amancio González ha sido noticia esta semana por la presentación de una pieza escultórica en bronce que acoge ya El Cazario de León en la localidad cabreiresa de La Baña, una escultura bautizada como ‘El guardián de la gota de agua’ que le fue encargada a González por el Ayuntamiento de Encinedo para que simbolizara los recursos naturales de la zona, recurriendo el artista a un ser un tanto andrógino que habita dentro de una cueva y que saluda con una mano mientras esconde la otra, «un gesto muy leonés», reconoce González, así como el nombre más coloquial por el que también se conoce a este personaje que preside uno de los rincones de El Cazario de La Baña, «en el que se pretende dar testimonio de la cultura que encierra la caza, no como ocio y diversión sino como una actividad necesaria para la supervivencia del hombre», destaca el artista de Villahibiera de Rueda, que también quiere dejar constancia de la presencia en este mismo enclave de obras de artistas como José de León.

Pero Amancio González es sobre todo hoy noticia por una espectacular pieza de nombre ‘The Jump’ que ha realizado dentro de las actividades del 17 Simposio Internacional de Escultura llevado a cabo entre los meses de julio y agosto en una localidad de la isla de Mármara cercana a Estambul. «Yo presenté un proyecto que me aceptaron y tuve la oportunidad de realizar a lo largo de un mes esta pieza de mármol de la propia isla que tiene unas dimensiones de 3,53 cm de altura por 62 de fondo y 302 cm de largo, donde he utilizado tres piedras para darle forma cuadrada a la escultura y a partir de ahí penetrar en la piedra hasta conseguir la figura deseada, en este caso un saltador ejecutado en plena acción del salto», comenta González, para quien cada vez es más habitual ver en su obra una combinación de elementos figurativos con otros geométricos. «En este caso es evidente la fuerza dinámica que desarrolla la figura dentro de esa ventana de luz abierta en la piedra y que nos permite contemplarla».

Amancio González reconoce que para los escultores este tipo de certámenes son muy interesantes porque les permite trabajar con piezas de gran formato que en el caso de la piedra resultaría más complicado tener que hacerlo en el propio estudio. En la isla de Mármara coincidió con otros seis escultores de distintas nacionalidades (EEUU, Rusia, Georgia y Turquía) que pudieron materializar sus proyectos y elegir los enclaves en los que asentar las obras, que en el caso de la figura del artista leonés es una especie de acantilado en el que los más avezados del lugar se lanzan al agua desde una distancia aproximada de seis metros. «Elegí este lugar no solamente por esta circunstancia sino también por la posibilidad de observar la escultura en el horizonte al estar libre de cualquier otra construcción, lo que permite contemplar el dibujo, la esencia de la escultura, el esqueleto, la forma, pues lo vemos con el fondo del cielo y el mar».

El escultor leonés se muestra muy satisfecho con el trabajo realizado en Turquía, del que asegura «te deja ese sabor de boca en el que te das cuenta de que puede ser el principio de algo», confiesa el artista, que se encuentra actualmente en Fuerteventura donde en los próximos meses acometerá tres nuevos proyectos en metal y en piedra. «Estos proyectos ya están cerrados, por lo que más o menos ya sé lo que voy hacer. Lo que te decía antes de que la obra de Turquía me abre nuevas puertas es una sensación que tú tienes dentro pero que aún no sabes a dónde te puede llevar. La piedra es un material pesado, es frágil y me gusta trabajar con personajes que de alguna manera se enfrentan a la gravedad. En ese sentido tienes que utilizar en tu obra algunos trucos que ayuden a simular que el personaje está como flotando, aunque realmente no es así. Es el tipo de obra artística que tiene que ir acompañado de una especie de técnica. ¿Por dónde van a ir estas nuevas ideas? Pues es algo que lo iré viendo con el tiempo».
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