Alquileres

13/05/2017
 Actualizado a 15/09/2019
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Una de las cosas que más rabia te da cuando te cambias de casa es la mudanza. Y en ese momento ando yo metida. Eso sí, el proceso de la mudanza siempre llega después de una encarnizada búsqueda del piso adecuado. Con adecuado ya no estoy diciendo ideal, porque eso ya lo considero una batalla perdida por razones obvias: la juventud, los sueldos mediocres y la burbuja de los alquileres en depende qué ciudades. Adecuado quiere decir un precio más o menos razonable, una zona que ni fu ni fa, limpieza y que por favor me entre un poquito de luz. Ya no hablamos de tamaño, de modernidad ni de espectaculares vistas. El otro día me invitó una amiga a su nueva casa en León. Se acaba de independizar. Una casa antigua pero bastante grande, de tres habitaciones, con un salón enorme y una cocina amplia. Además en una zona cercana al centro, detrás de la catedral. No voy a decir el precio porque me pareció de risa. Y además compartía piso, por lo que los gastos se le quedaban en una cantidad bastante ridícula. Y entonces te viene ese pensamiento a la mente: ‘Yo aquí sería la reina del mambo’. Supongo que es el precio que se tiene que pagar por vivir en capitales grandes, pero cada vez más se oye por aquí el término de desahucios invisibles. Aquellos que se efectúan porque te vence el contrato de alquiler, después de 3 años, y de repente te suben las cuotas y te das cuenta de que no las puedes pagar. Lo que más rabia da es cuando sabes que te están intentando robar en tu propia cara. Porque para mí los dinerales que piden por determinados pisos en Madrid me parecen un robo a mano armada. He llegado a visitar pisos en entreplantas de edificios con un único ventanuco en la única habitación de la casa por el que te piden bastante más de 500 euros al mes. Y eso tirando por lo bajo. ¡Entreplantas! Que parece que vives en el sótano de los Simpsons. Luego están los que te dicen que hay ventana en la habitación y cuando vas a abrirla te encuentras con una pared. Y encima no te indignes, porque efectivamente ventana hay. Y ya por último las entrevistas para conseguir a un compañero de piso. Tienes que pasar psicotécnicos para compartir piso… Se nos está yendo el tema de las manos. Suerte que mi nueva casa tiene una increíble luz natural. Al menos habrá que conformarse con algo, ¿no?

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