30/11/2020
 Actualizado a 30/11/2020
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La pandemia y el cronista, tú por tú. Si no fuera por lo que es, hasta se alegraría de que escasearan los habituales compromisos sociales, y así poder dedicarse en exclusiva a la lectura. Se van acumulando los libros recientes y no da abasto, porque todos ellos son de mucha enjundia. Primero, los paisanos. Degustados los de Noemí Sabugal y Marta del Riego, siguen, por orden de llegada, los de Martínez Llamas, Luis Mateo Díez y Julio Llamazares.

Veremos a ver qué nos cuenta nuestro más afín, el compañero ‘claraboyo’ Mateo, quien se ocupa de los habitantes de la residencia El Cavernal, en ‘Los ancianos siderales’ donde «los que más males padecían con mayor inquietud los cultivaban». Y a ver cómo se las arregló Julio en sus tres meses de exilio en Extremadura cultivando la primavera. Tal vez sea cierto aquel dicho del reciente premio nacional de las letras: «El poeta dejó de ser un hombre sin oficio ni beneficio» que no se contrapone a aquel otro suyo: «La lírica es el gemido del que descuidó la úlcera». Mientras tanto, disfrutemos de las reflexiones del anciano Fernando de Aragón y Castilla, viudo de Isabel la Católica, rememorando la batalla de Peleagonzalo contra Alfonso V, El Africano, portugués, casado con la Beltraneja, y pretendiente al trono de las Españas.

Sí, ya sé, que, al morar tan lejos, uno se está perdiendo la posibilidad de conocer a quien es ahora la noticia del año: la candidata a mis universo, la leonesa Andrea Martínez, que se ha impuesto en Los Olivos, en Canarias, a otras 16 féminas, y que ahora tiene que defenderse en Las Vegas, del acoso de otros ‘bellezones’ mundiales. Y es que no todo va a ser literatura y poesía. También León exporta celebridades.

Mientras tanto, la disputa de la ley Celaá, y la utilización del castellano como lengua vehicular en la enseñanza. Lidia Falcón, nada sospechosa de retrógrada, pone el dedo en la llaga: «En Cataluña, donde he vivido 60 años, hay tres millones de personas castellano hablantes que no pueden expresarse así (en castellano) en la Administración Pública, y otros tantos niños que no estudian su idioma materno… Estas son las normas que ha impuesto la burguesía catalana corrupta y explotadora que tanto os gusta. El clan de los Pujol, y los Mas, y los Pujgdemont».

La pandemia y el cronista, tú por tú. Si no fuera porque Ordoño está pintada de colorines, ahora mismo cogíamos el portante y regresábamos a la ‘tierrina’. Porque «lo que se es y lo que se tiene, es lo que cada cual administra, y allá películas», como dice Mateo.
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