10/04/2021
 Actualizado a 10/04/2021
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Lo mejor que puede pasar con un sabio es que no deje de enseñar. Porque un sabio también puede meterse en casa y enterrarse en libros para ser cada vez más sabio. O cerrar la boca y no contar a nadie lo que sabe porque la verdad es que hay mucha gente que nunca escucha nada. Pero quiero pensar que hay muchos sabios a los que su condición les desborda y sienten el deseo de compartirla con los demás. La sabiduría también es como una botella de vino: no es lo mismo bebérsela solo que en compañía.

Antonio Sernández López es un maestro que nunca ha dejado de serlo. Hace años enseñaba en las aulas de unas cuantas escuelas rurales de toda la provincia. Ahora, en su Museo Etnográfico Agrícola ‘El Varal’, en Carracedo del Monasterio. En el museo hay también un recuerdo a sus alumnos, entre los que han surgido nuevos sabios, como la alumna que es ahora médica y científica de primera línea en la investigación del cáncer, en Houston.

Si tú llamas a Antonio, Antonio te abre la puerta y empieza una visita como por su casa (que también lo es), en la que te enseña cientos de aperos agrícolas y utensilios para labores tradicionales cuyos nombres muchos desconocemos y otros que cada vez son menos los que los saben. Garios, cribos, una aricadora, las mullidas para los animales, maseiras, escriños. Nombres que Antonio pone en los oídos de sus visitantes por si hay suerte de que puedan ser pronunciados en otros lugares, esparcidos como simiente.

Son los de los objetos que quitaban el hambre. Aquellos con los que se cultivaba la tierra o se recogía lo que daba, con los que se hacían el pan y la matanza, con los que se hilaba lana y lino.

Me acordaba de Antonio leyendo ‘Sabios paisajes’, que me regaló hace unos días Alfonso Fernández-Manso, profesor de Ingeniería Agraria y Forestal de la Universidad de León. El libro, editado por la Asociación A Morteira, es un paseo por la naturaleza y la cultura campesina del Bierzo que las fotografías de Isidro Canóniga llenan de colores. ‘Sabios paisajes’ está lleno de reflexiones valiosas para muchos territorios y a la vez es un recuerdo de qué es la belleza.
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