Una imagen muchas veces vista al final de la tanda de penaltis es el del equipo ganador corriendo a abrazar al portero que les ha dado el triunfo. Este sábado la Cultural y Deportiva Leonesa no se jugó nada desde los once metros, pero todo el equipo corrió a abrazar al portero, a Salvi Carrasco, con el pitido final. Porque los leoneses se llevaron los 3 puntos del campo del Algeciras en su primera salida del año gracias a una actuación milagrosa de su portero, que firmó un partido de esos que se recuerdan y que fue, sin atisbo a la duda, la principal y casi única razón por la que la Cultural pudo celebrar el triunfo.Parece tener Eduardo Docampo más que claras sus ideas y en la tercera jornada de liga repitió el mismo once que empezó la liga ante el Badajoz, es decir, un solo cambio respecto al que ganó al Ceuta en la segunda fecha. Un equipo al que ya se le empieza a conocer y que comenzó sometido por un Algeciras que, con una afición muy metida en el partido, apretó desde el primer minuto. Ni 5 minutos tardó Salvi Carrasco en demostrar, un día más, que su papel ya es el de titular por méritos propios. El guardameta, que había salvado ya un centro que se envenenaba hacia su portería, evitaba el tanto de Unai Vega con una gran mano abajo que repelía un disparo muy potente desde la frontal. El mediocentro volvería a probar al portero pidiendo la reacción ofensiva de la Cultural, algo que no tardó en llegar.
Lo hizo gracias a la presión del equipo leonés y de las opciones que abre contar con un delantero como Obolskii, uno de esos no aptos para los paladares de los que solo piden goles a un ‘9’, muy valorado para todos los demás. El ruso había dejado ya solo a Querol, que muy escorado se encontró con la respuesta fácil de Pol Tristán. Sin embargo, un gran robo de Tarsi cerca de la banda a la altura del área permitió al ariete levantar la cabeza y encontrar a Solís a pocos metros del punto de penalti, desde donde con un toque convirtió la asistencia del ruso en un gol por la escuadra.
Se adelantaba la Cultural cuando apenas se cumplían los 10 minutos de partido en un tanto que dio alas a los leoneses, que reforzaron su confianza en el plan de partido. Un plan que pasaba por dejarse la vida en la presión, algo que dio resultado y que permitió al equipo forzar varias pérdidas del Algeciras en campo propio que, eso sí, no tuvieron continuidad por las malas decisiones tras la recuperación, especialmente de un Percan desacertado. Sin embargo, eso le valió para tener otro par de oportunidades claras que no acertó a convertir. Primero un centro de Saúl que Jesús Álvarez metía en el área no acertaba a convertirlo en gol Querol ante la salida de Tristán y poco después de nuevo el extremo se quedaba en su intento de regate al guardameta después de que un sensacional Querol fuese capaz de nuevo de filtrarle un balón a la espalda de la zaga. El ruso veía además frustrada la oportunidad de dejar solo a Percan ante el portero tras señalar el asistente un fuera de juego inexistente del ariete.
Protestó mucho la grada local la actuación arbitral, calentando durante los minutos previos al descanso un partido que acabó girándose sobre la portería de Salvi. El guardameta tuvo que salvar dos ocasiones claras del Algeciras. Álvaro Romero, rematando un pase de la muerte primero y Elejalde con un disparo más lejano que le botaba delante al portero teniendo que quitárselo de encima.
Sufría la Cultural, que lograba llevar la victoria parcial al entretiempo no sin problemas, sabiendo que si las ocasiones se seguían repitiendo iba a ser muy difícil mantenerla.
Pero lo cierto es que no hizo nada por cambiarlo el equipo leonés en la segunda parte, en la que su partido se convirtió esencialmente en un ejercicio de supervivencia. Porque el Algeciras se ‘comió’ a la Cultural, la metió en su área y asedió la portería de un Salvi Carrasco simplemente heróico.
Porque el guardameta malagueño las paró de todos los colores, curiosamente justo después del que sería su único error del partido y primera ocasión local en la segunda parte. Una mala salida del portero obligaba a Cristian a evitar in extremis el gol de Roni. A partir de ahí todo fue exhibición, desesperando al Algeciras y a su afición con una actuación para recordar.
Las sacó de lejos, con Tomás probando desde donde pudo; las sacó a bocajarro, como con Turrillo en un cabezazo en el primer palo tras un córner, de Unai Vega, con todo a favor desde dentro del área o con Roni, con un nuevo remate desde dentro del área. Además, se alió la Cultural con esa fortuna imprescindible para llevarse los 3 puntos de un partido en el que no los mereces. Lo hizo de la mano del infortunio de Roni, que tuvo uno de esos errores de los que un delantero se acuerda toda su vida, con toda la portería para él mandando el balón a la grada. Además, tuvo la fortuna que le negó el colegiado en la primera parte, ya que éste no vio un penalti que pareció claro de Tarsi sobre Unai Vega.
A ello se tuvo que encomendar la Cultural para llevarse los 3 puntos y es que toda su producción en ataque se redujo a una acción de Claudio que, con la ayuda de un defensa, a punto estuvo de sorprender a Pol Tristán en la única acción en la que tuvo que intervenir en la segunda parte.
Aguantó como pudo la Cultural, descontó segundos al cronómetro de donde no los había en medio de la sorprendente niebla que cubrió el Nuevo Mirador en el tramo final del partido y celebró el triunfo como se celebran las cosas importantes, a lo grande. Una victoria con nombre, el de Salvador Carrasco, que demostró que sus padres no se equivocaron.