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Alfonso, Lorena y Cristina

25/11/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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Por encima de todas las cosas este fin de semana he estado en mi lugar, ese lugar llamado Busmayor tan sonado desde hace casinueve años por la celebración de los ‘Versos en el Hayedo’, donde ayer y hoy planto raíz desde hace mucho.

Sí, ocurre que Busmayor con sus árboles altos y verdes acaparó la dulce dulzura de la alegría en mí este fin de semana. En mí y más gente. Todo porque después de tantos y tantos años sin una boda ni un bautizo en el pueblo llegaron Alfonso y Lorena a darse el sí quiero en la iglesia de Santa María Magdalena con flores frescas procedentes de la huerta familiar, alfombrada, con una vela de grandes dimensiones hacia una cristiandad transparente y muchas otras.

Llegaron acompañados por su hija Cristina,recién nacida, con sus tres, cuatro, seis, diez, mil sonrisas, bebé hermoso, radiante, que me ha hecho recuperar esa costumbre de apañar caramelos bautismales en el atrio de la iglesia.

Cristina estrenando el manto pluricolor del otoño a las 13 horas en desliz horizontal como seguro ha escrito Eduardo el joven cura oficiante cuando regresan las pocas vacas existentes en el pueblo al establo mientras miran hacia adelante.

Busmayor, no sé, pero hoy te llamo luz, incienso y amor, si no que se lo pregunten al último matrimonio, el protagonista de estas líneas y la última niña bautizada.

O sea, a Alfonso (ahijado mío) y Lorena y la niña que hace bien poco entró en este cielo de cometas extraños, Cristina. Cae la tarde. Es la tierra. Hablo del amor casi como recién nacida. En mi corazón hay plantado un cerezo y cuatro castaños que engatusan.

Pienso, además, en los acebos invocados por la lluvia. Es mi diluvio. Silba el viento.

De todo y nada están hechos mis pensamientos. Bueno, sueñan los montes, nadie dice nada, conozco con detalle la luz de los gancios, ya se han ido las moreras y el estrume, pero aún restan las caricias sembradas.

Escribo. Choco con la dificultad de las palabras.¡ Hasta siempre Alfonso, Lorena y Cristina! Mi voz proclama que os ama.
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