Aleteos de fiesta

14/05/2019
 Actualizado a 16/09/2019
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Tomando el escenario de los sueños como panorámica idílica, salen los pájaros a aletear para enseñarse festivos y cantarle a la primavera. Graznidos y melodías se entremezclan escogiendo oídos, en la mediana de un mayo de celo electoral. La impronta natural se desliza en las urnas bajo el paraguas de las fiestas de los pueblos y deja tras ella un rastro de especies que casi obligan a escogerlas como partenaire para volar.Entre las de mayor porte, la gaviota, añorando la arena de playa y subiendo al pódium del excremento más corrosivo.A su lado el águila, que en el Bierzo no se reproduce del todo bien y se autodestruye como raza con casos de ejemplares mal heridos sobre el suelo electoral por el pico de un congénere.Y el petirrojo, enseñando pecho. Dicen que un ave territorial muy suya y eso consume su atractivo dentro de su propio ombligo emplumado. Siguiendo el vuelo poblado estos días en las fiestas de Flores del Sil, un pequeño pardal, escueto, aposentado en la mesa de los bares donde ha quedado parte del pincho. Llega el último a la mesa, pero se va nutriendo de lo que otros dejan y así subsiste, al lado de las palomas, tan guturales ellas y tan pretendidamente cercanas que resultan hasta impertinentes. Menos dóciles sus pichones, semiautónomos aunque se crean licenciados en un aleteo que les queda grande. Fauna alada que busca un suculento cazo de pienso. El objetivo es comer votos y los avispados vecinos lo saben, por eso protegen sus platos con el primer concurso de espantapájaros organizado en el barrio. Cuánta maestría.
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