Alejandro Rodríguez: "La gente ya está rompiendo el silencio y el miedo"

El historiador y miembro de la ARMH protagonizó la ponencia de este martes en el curso y también la actualidad pues dio a conocer que en la fosa común de Boca de Huérgano ya han encontrado los primeros restos

Fulgencio Fernández
19/07/2016
 Actualizado a 11/09/2019
El historiador de la ARMH Alejandro Rodríguez en su mesa de trabajo.
El historiador de la ARMH Alejandro Rodríguez en su mesa de trabajo.
Las fosas comunes, con olvidados represaliados de la Guerra Civil, protagonizaron la jornada de este martes en el curso de verano de Cistierna, en su doble vertiente teórica y práctica. Ambas protagonizadas por el historiador Alejandro Rodríguez, miembro de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), que en el curso explicó la historia de la asociación mientras a muy pocos kilómetros, en Boca de Huérgano, se producían novedades en forma de hallazgos en la fosa que allí están exhumando.  

La ARMH ha exhumado 191 fosas desde la de Priaranza y ha recuperado 562 cuerpos desde 2000 En su ponencia del curso de verano, titulada ‘La memoria de las fosas. El trabajo de la Asociación para  la Recuperación de la Memoria Histórica’ Rodríguez desgranó la historia del grupo "desde que en octubre del año 2000 se exhumara en Priaranza del Bierzo la primera fosa común de personas desaparecidas como consecuencia de la represión de la retaguardia del bando sublevado, han sido 191 fosas comunes las exhumadas por la Asociación, en las que se han recuperado 562 cuerpos. Además, la ARMH ha sido impulsora del movimiento social de ‘memoria histórica’ en nuestro país y recientemente se ha visto reconocida internacionalmente, tanto en forma de premio, con el ALBA-Puffin al Activismo en Derechos Humanos, como en el punto de vista científico, ya que ha sido la encargada de realizar el trabajo de investigación, exhumación e identificación de los restos de Timoteo Mendieta Alcalá, en la que ha sido la primera orden judicial internacional para la exhumación de víctimas de la dictadura".

Es un proceso científico el de la identificación pero los testimonios orales son fundamentales En este proceso han intervenido centenares de personas, en su mayoría voluntarios, pero siempre aplicando a su trabajo "un protocolo científico que haga de intermediario entre esas víctimas y sus familias. En primer lugar se establece contacto con las familias de las víctimas y el proceso de investigación histórica para conocer la identidad de los asesinados, el contexto en el que se produjo el crimen y la posible localización del lugar de enterramiento clandestino. Todo ello, tras el análisis de diversos puntos de información, tanto con fuentes primarias (procedimientos militares, registros civiles, etc.) como con orales, fundamentales en todo este proceso. Una vez finalizado este proceso llega el trabajo arqueológico, de localización exacta del lugar, su limpieza, individualización y exhumación en campo, así como los posteriores trabajos de limpieza y reconstrucción en el laboratorio. Este paso, es previo al definitivo de identificación".

Primero, será un análisis forense el que determine el perfil biológico de cada una de las víctimas, así como sus traumatismos y causas y evidencias de la muerte. "En caso de que  este proceso no sea determinante, será la identificación genética (ADN), el que identifique al 100% esa identidad, como paso definitivo y último antes de la entrega de los restos a sus seres queridos".

Señala Alejandro Rodríguez que el contacto con los familiares y vecinos y los trabajos ‘a la vista’ ha propiciado que "la gente se anime a informar, se ha roto definitivamente el cerco de silencio y se ha perdido el miedo".
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