Alcuetas recuperará su castillo

Este Bien de Interés Cultural permanece abandonado desde hace innumerables años y el pasado mes de marzo el lienzo del torreón central se hundió

Javier Revilla
08/07/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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En las edades Media o Moderna nadie lo hubiese entendido; lo que por aquel entonces simbolizaba la opresión señorial, el tiránico yugo al que estaban sometidos los habitantes de Alcuetas, su castillo, hoy como en tantos lugares es el símbolo del pueblo, un patrimonio histórico-artístico a defender.
Y eso que la de Alcuetas es una de las fortalezas más desconocidas de León. No se encuentra en alto, ni alza sus torres muchos metros por encima del caserío que le rodea. Pasa desapercibida, también por sus pequeñas dimensiones, ya que se trataapenas de una torre rectangular de 14 por 10 metros de perímetro y 7 metros de altura; eso sí, con muros de piedra de casi 2 metros de espesor.

A dicho torreón rectangular se adosaron dos cubos circulares en sus ángulos alternos u opuestos norte-este y sur-oeste. Fue un añadido posterior ya que los muros no aparecen cosidos o trabados; sin duda, el motivo de incorporar estos elementos circulares se debió, como en tantos otros castillos, a dotarse de un medio de defensa más eficaz ante el desarrollo de la artillería. Por tanto, podemos plantear que el torreón rectangular central podría datar de finales del siglo XV, siendo obra encargada por el matrimonio al que se asigna la propiedad de la fortaleza: doña María Cabeza de Vaca, señora de Alcuetas, y su marido don Alonso Enrique de Acuña, mientras que la incorporación de los cubos angulares sería una modificación ya avanzado el siglo XVI.

De los dos cubos artilleros se conserva sólo el Noreste, en bastante buen estado. Tiene al menos dos pisos, alcanzando la altura del torreón central al que se adosa, aunque si aquel estuviese completo sería algo superior. La planta del cubo es casi completamente circular, sólo interrumpida por el ángulo de la torre que abraza, dejando en el interior un espacio de 3 metros exactos de diámetro. El espesor de los muros es aquí de 1,10 metros. Como en todo el castillo, en la planta baja sólo se rasgan saeteras, algunas con espectaculares cámaras de tiro realizadas mediante sucesión de varias roscas de ladrillo, mientras que en el piso elevado se abre al exterior una ventana de arco escarzano, conservando en uno de sus laterales un sencillo pero bello asiento donde observar la lejanía o vigilar. Aquí arriba, la comunicación desde el cubo hacia el interior del castillo se realizaba por una estrecha puerta doble, acodada, rasgada en la torre central. Finalmente digamos que el cubo se cubre con una espectacular bóveda de ladrillo, que conserva parte del enfoscado interior de yeso.

A pesar de que el Castillo de Alcuetas está declarado como Bien de Interés Cultural, habiendo quedado protegido por el Decreto de 22 de abril de 1949, que actualmente obligaría a su conservación a la Junta de Castilla y León, el edificio permanece abandonado desde hace innumerables años.

Lamentablemente, dicha desidia hacía que el pasado 10 de marzo se hundiese todo el lienzo Oeste del torreón rectangular central. La desgracia llegaba además en un momento en el que por fin una administración, la Diputación de León, había concedido una ayuda económica importante para este monumento.

Por suerte, pese al desastre, el castillo de Alcuetas cuenta actualmente con el empeño de los vecinos de su localidad por salvaguardar su edificio más señero. A su empuje se ha sumado con decisión el Ayuntamiento de Villabraz, encargando valientemente un plan director al arquitecto Mariano Díez Sáenz de Miera. Y también colaborará decisivamente el Instituto Leonés de Cultura de la Diputación de León, comprometiendo que la anunciada ayuda de 200.000 euros se mantendrá.

Consolidar los restos históricos del monumento, un buen estudio arqueológico del enclave y recuperar el edificio para el uso y disfrute del pueblo de Alcuetas y la ciudadanía en general son los pasos a dar. No serán sencillos, pero el empeño de todos lo harán posible. Esperemos que, esta vez, sí.
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