Al 'Pico' en madreñas como lo hiciera el Cainejo

Este industrial y montañero riañés se ha propuesto reivindicar las madreñas de una forma singular, ascendiendo los picos más altos de la comarca con ellas como calzado

Fulgencio Fernández
16/06/2019
 Actualizado a 16/09/2019
Foto de Eduardo Alonso Recio en el Pico Gilbo, con sus madreñas y zapatillas de felpa. En la foto inferior el riañés en plena faena... y en madreñas.
Foto de Eduardo Alonso Recio en el Pico Gilbo, con sus madreñas y zapatillas de felpa. En la foto inferior el riañés en plena faena... y en madreñas.
Cuentan que lo que más le llamo la atención al Marqués de Villaviciosa cuando convenció a El Cainejo para que ascendieran juntos el Urriello, el Naranjo o El Pico (con sus versiones en asturiano) fue cuando el leonés de Caín llegó para iniciar la escalada... en madreñas. Y en madreñas escalaban sus nietas, María Isabel y Teófila, y en madreñas hacían la vida en estas tierras en las que había madreñeros primero. Y fábricas después. Y ya no quedan ni madreñeros, ni fábricas y casi ni madreñas.

Lo peor es la bajada, las zapatillas recalcan dentro de las madreñas y te hacen bastante dañoPor eso estos días ha sido noticia la iniciativa de un industrial y montañero riañés de 45 años, Eduardo Alonso Recio, que no parece querer dejar caer en el olvido los numerosos servicios prestados por nuestras tradicionales madreñas. Se han hecho eco de su iniciativa en León, en Valladolid y, sobre todo, en Asturias, donde la madreñas sigue teniendo más vida, al menos sigue habiendo madreñeros y fábricas.

Lo que ha hecho el riañés, con sus madreñas y las zapatillas de felpa que son consustanciales a este calzado, es comenzar a subir picos con ellas. Ya lo ha hecho hace unos meses al famoso Pico Gilbo, en cuya coma se hizo las pertinentes fotos y su propósito, según le cuenta al Diario de Valderrueda, es repetir la ascensión en otros picos de la comarca: Espigüete,Las Pintas...

No ha resultado fácil la primera ascensión pero sigue muy animado, El Cainejo estaría acostumbrado pero la tarea es complicada, especialmente descender. «La bajada es lo que más te hace sufrir, las zapatillas ‘recalcan’ dentro de la madreña y llega a ser doloroso», explica Edu, el de Yordas.
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