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Al más alto nivel

08/12/2019
 Actualizado a 08/12/2019
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Lo dijo Tejero en el hemiciclo de las Cortes: «Quieto todo el mundo». Y todo el mundo se quedó quietecito y hasta se tapó. Menos Adolfo Suárez, recuérdese, quien, impertérrito, continúo, sereno, en su escaño. Pues lo mismo se está aplicando en el Partido Popular de León. Todos quietos. De momento, naturalmente. Pero la gasolina ronda cerca y algún pirómano, con guantes y careta, por ahí anda. El asunto es intentar asomar la cabeza por encima de los deshechos. Y en esa disciplina –hay auténticos maestros en dar el cambiazo– no faltan expertos entre los ‘populares’ leoneses.

Lo mollar del asunto es que aún no se han ‘cubierto’ los puestos de gerente y secretario general. Siguen vacantes, huérfanos, aunque pastoreados por una persona de la máxima confianza de Silván. Claro, no iba a ser del presidente Majo, que deambula entre dos aguas con más pena que gloria. Por eso, por lo que pudiera avecinarse, hay que controlar el partido desde las alfombras. El partido y los papeles. Y que las ventanas sigan selladas.

Que el PP de la ribera del Bernesga es un globo desinflado en mitad de un vendaval, es un hecho. Y que su presidente –don Juanito– es más que manejable, también. Se tuvo que comer –ya se sabrá si con patatas– la pusilanimidad de dar por bueno el nombramiento exprés del sustituto de José Miguel González. Mala, muy mala fue la digestión. Peor la amanecida por aquello de los ácidos. Donde dijo digo, tuvo que decir Diego. Los teléfonos habían echado chispas y humo.

Y como en estos asuntos siempre hay quien ‘exagera’ la nota, cuentan que Mañueco y Majo mantuvieron una conversación ‘al más alto nivel’, frase esta que solía utilizar a menudo Antonio Silván en sus tiempos de vino y de rosas. De gloria bendita. ¿Y qué le dijo el ‘amo’ regional al exalcalde de Valencia de Don Juan, expresidente de la Diputación y hoy embajador de la Junta en la provincia? Que no hiciera tonterías, que no sobrepasara sus competencias y que se pusiera al hilo. Que no se dejara usar como un pánfilo porque, en caso contrario, se tendría que buscar otro empleo. ¡Jopé, menuda regañina! Como para no ponerse al hilo.

Exagerado o no, lo cierto es que todo está parado y en silencio. ¿Se acabó manejar el partido como si fuera un muñeco (no un Mañueco) de feria? El tiempo lo dirá. Lo cierto es que al ‘amo’ lo quisieron ningunear y –ya era hora– no le quedó otro camino que el del puñetazo sobre la mesa. El reino de taifas en que se había convertido León era una algo intolerable. Ni se respetaba a la cúpula regional, ni las normas establecidas para nombrar al secretario. Se lo pasaban todo por la entrepierna. En fin. La incógnita, ahora, es saber si Mañueco mantendrá el tipo. Ahí está el quid.
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