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¡Al fin! ¡Aleluya! (esperemos)

01/12/2017
 Actualizado a 07/09/2019
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Pues hete aquí, que, por fin, se va a poner orden en esto de la circulación cruzada, o mixta, o como se quiera llamar, de los diferentes elementos que discurren por nuestras calles, entendiendo por elementos, peatones, carritos, patines, monopatines, bicicletas y demás artilugios que la tecnología y la sociedad de consumo han ido poniendo en circulación. Y nunca mejor dicho lo de la ‘circulación’.

Todo ello mediante una ordenanzaque se está cociendo entre las paredes del Ayuntamiento, que está ya medio cocinada y que, al parecer, pronto verá la luz.

Quedará al fin claro qué y cómo ha de moverse cada uno, poniendo fin, esperemos, al disloque actual, con bicicletas, sobre todo, y patines y demás elementos móviles, zigzageando entre los sufridos peatones (y peatonas, según el léxico actualmente en boga).

La aceras y las zonas peatonales son, según su nombre indica exclusivamente, o con prioridad en algunos casos, reino del peatón, y por esas razones no pueden circular los ciclistas adultos si no es a pie llevando la bicicleta a mano, incluso si van acompañando a menores que sípueden circular montados, han de ir a pie.

Es de esperar que comprendan que, si bien hay que reconocer que circular en bici por la calzada de vehículos de motor tiene riesgo, también tienen riesgo los peatones cuando entre ellos van ciclistas y demás, muchas veces a velocidad excesiva o mandando mensajes por el móvil o con auriculares, cuando no todo al tiempo.

No es la primera vez que escribo sobre este asunto, por lo que creo recordar que ya relaté mi experiencia de hace un tiempo en un tramo del Paseo de la Facultad, concretamente entre la iglesia de San Claudio y la plaza de Guzmán, pero lo voy a repetir. Me tomé la molestia de dirigirme a los ciclistas con que me crucé (uno es así de suicida), que fueron ocho en total. De ellos cuatro me castigaron con el látigo de su indiferencia, siguiendo su camino como si nada. Dos me dijeron que me metiera en mis cosas, uno directamente me insultó y otro, precisamente el último, que era una persona ya mayor, además de pasarme rozando (venía por detrás), giró delante de mí para cruzar el paso de peatones y a la mitad, tuvo a bien dedicarme expresamente una hermosa ventosidad. Ni uno consideró que lo que hacía no era lo correcto.

Por cierto, no vendría mal que en el texto de la ordenanza quedara claro que un paso de peatones tiene exactamente las mismas calificaciones que una acera.

También se aclara que cuando hay acera-bici, o lo que es lo mismo, carril bici en aceras, los peatones no son prioritarios en ellas, debiendo circular por fuera de ellas con las precauciones necesarias en caso de cruces o similar. Eso está bien, que también los peatones tenemos nuestras obligaciones.

Y, cómo no, en la ordenanza, ya que la letra con sangre entra, también se definen los diferentes niveles de infracción y su multa correspondiente. Es triste y duro, pero somos como somos, y solamente a palos se aprende.

No voy a comentar toda la ordenanza, que son unas treinta páginas y cuarenta y siete artículos, amén de dos páginas finales de aclaración y definiciones de diferentes términos específicos tales como ‘carril reservado’, ‘carril bus-bici’, ‘vehículo de movilidad personal’, etc.

Pero me queda una duda: ¿Será efectiva esta ordenanza? ¿Realmente se va a aplicar con la contundencia que se requiere, teniendo en cuenta hasta dónde ha llegado el uso y abuso de lo que se quiere regular?

Supongo, y solamente supongo, que se hará una campaña previa de información, no solamente de forma personal y directa, sino, y al tiempo, mediante carteles, publicidad en los medios audiovisuales de todo tipo, y cualquier forma de mensaje, advirtiendo, por supuesto, que pasado un plazo razonable, empezará el capítulo de multas.

Dura tarea la de poner en marcha la ordenanza, sobre todo por lo siempre dificil que es dar marcha atrás a las costumbres adquiridas, pues han sido años de progresiva invasión de las áreas peatonales, de continuada ocupación de aceras y de abuso de velocidad sin que nadie pusiera coto.

Y quizás se impone una reflexión. ¿Porqué ha habido que poner sobre la mesa una ordenanza regulatoria de algo que, si simplemente se hubiera actuado con educación y lógica, se habría regulado sólo? Porque la realidad es que si se analiza el documento, son normas de funcionamiento lógico y racional.

Una bicicleta es un elemento débil ante los coches, sí, y el peatón (y sobre todo algunos peatones) es tanto o más débil frentea las bicicletas, ciclos, patines y demás artilugios, y el peatón merece una protección que hoy no tiene. Pero no ha sido así y eso nos lleva a donde hemos llegado.

Hay que preguntarse, entonces, qué ha sucedido en este país en los últimos decenios, para que parezca que la buena educación y respeto a los demás, todos los demás, y especialmente a los mayores, se ha ido a la porra.

Porque no solamente es lo de la circulación por aceras, que bicicletas siempre hubo y no recuerdo estos problemas, sobre todo porque, en otros tiempos, te miraba, simplemente te miraba, un guardia municipal y … ojito.

Porque, con tus canas, vas a una tienda, bar, banco, o administración, y ya puedes tratar de ‘usted’ al empleado o funcionario, ni aunque insistas, el ‘tu’ es el tratamiento habitual, si no el de ‘dime cariño’.

Porque los alumnos no respetan a los profesores, y los padres de los alumnos tampoco, algo impensable hace años.

Porque los pacientes insultan y agreden a los médicos.

Y no le digas nada a un niño, propio y mucho menos ajeno, que te la has ganado.

Cuando yo tenía esas edades, las de los niños, recuerdo que, una vez a la semana, en el colegio recibíamos una clase de urbanidad. Bueno, pues hace unos días, a un grupo de niños, majos ellos, hijos y nietos de amigos, les pregunté si sabían qué era la ‘urbanidad’. Je je. Puede uno imaginarse las contestaciones partiendo de que la menos mala fue el silencio absoluto.

En fin, que siempre me he quejado del exceso de leyes, reglamentos, ordenanzas e interpretaciones, pero está visto que, en este caso, no hay más remedio que dar la bienvenida a ésta que nos ocupa, aunque sigo pensando que si fuéramos menos estupendos y máscívicos, no tendría que ser necesaria.

Es más: Ya era hora.

Ahora falta que haya suficiente decisión para ponerla en práctica, que se va a necesitar.
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