01/03/2015
 Actualizado a 12/09/2019
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Ser la noticia de la semana en León está verdaderamente complicado. A no ser que uno sea todavía militante de un partido, que alguno queda, y se decante por la política; a no ser que uno sea masoca y se decante por la economía, que siempre pone una banda sonora de cifras; a no ser que uno sea morboso y se decante por la sangre (algo en lo que desgraciadamente aquí tenemos variedad, hasta el punto de que la Guardia Civil detuvo el miércoles a un cafre cuando realmente estaba buscando a otro cafre), la noticia de la semana en León se precia por encima de otras provincias similares, en las que puede alcanzar la gloria un empate a cero entre dos equipos locales. Aquí ni siquiera llegó a ser protagonista de la semana el menor al que la policía detuvo el sábado conduciendo sin carné (obviamente, siendo menor) y borracho (obviamente, siendo sábado).Tampoco el hombre que le dijo al juez que había matado a su hermano porque pensaba que pertenecía a una mafia calabresa, aunque era de Cacabelos. Aquí la noticia de la semana la habían protagonizado, hasta ayer, las 68 personas a las que la policía desalojó el jueves por la noche de un piso de El Ejido en el que celebraban una fiesta. La habían convocado dos estudiantes Erasmus que, como dice el gran cantautor gallego Luis Brea, «ya no me acuerdo muy bien si eran idiotas... o italianos». Fundamental el recuento por parte de la Policía Local, ya que un titular nunca es el mismo si son 68 ó 69 las personas que participaban en una fiesta.Con lo complicadas que recuerdo yo las fiestas Eramus, que eran algo así como las Naciones Unidas pero con muchas más hormonas y muchos menos traductores, me imagino lo pueden ser ahora, elevadas a la enésima potencia de un grupo de Guasap. Los italianos habían alcanzado la fama que, otra vez, se ha demostrado que dura aproximadamente lo mismo que tardas en hacer una encuesta, porque un terremoto político con epicentro enLeón e hipocentro en Valladolid relegó ayer el resto de noticias y dejó la ciudad sumida en una música, convenientemente distorsionada, de especulaciones sobre si fue antes el huevo o la gallina, si fue primero la campaña y luego la candidatura o exactamente al revés.Yo me quedo con la fiesta de los Erasmus, a ver si así, al fin, nos juntamos 69.
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