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Al este y oeste del desdén

08/01/2023
 Actualizado a 08/01/2023
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El noroeste español no está tocado de la mano de Dios, sino del puño de Lucifer. El espíritu maligno de la economía ha hecho que Galicia, Asturias y la parte noroccidental de la actual Comunidad de Castilla y León se enfrenten a desafíos concernientes a un alarmante debacle demográfico, con resultados tan evidentes como: despoblación de una extensa parte de su territorio; bajos niveles de densidad fuera de las ciudades, ocasionando la desatención sanitaria y el cierre de las sucursales bancarias; numerosos incendios forestales: caída en picado de las tasas de natalidad y, en consecuencia, envejecimiento paulatino de sus moradores.

También al este de la ‘piel de toro’ se cuecen habas de vacío poblacional, que podríamos llamar, con permiso del Nóbel John Steinbeck y el cineasta Elia Kazan, ‘Al este del desdén’. No obstante, Soria, Cuenca y Teruel cuentan con ayudas especiales para compensar su despoblación. Son tres provincias inscritas incluidas en el Mapa de Ayudas de Finalidad Regional de la Comisión Europea. El Gobierno ‘psoe-podemita’, presidido por Pedro Sánchez, ha prometido medidas para favorecer el empleo indefinido de estas tres provincias con menor densidad de población, reduciendo las cotizaciones empresariales a contratos indefinidos existentes y en los nuevos de este tipo que se firmen.

Lo único que hemos conseguido hasta ahora los cazurros del noroeste ibérico, desde que formamos parte de esta mancomunidad ampulosa y enderechada es ser cada vez más débiles y menos favorecidos. Hacia el sur, los amos pucelanos son quienes, a la hora de acaparar, han conseguido llevar al agua del Pisuerga, no solo el gato, sino también el perro, el pavo y todo lo que haya que llevar. Por contra, los datos socio-económicos de la región leonesa no han hecho más que descender hasta los puestos de cola de las provincias españolas.

De nada valen las manifestaciones que se han venido produciendo, todavía multitudinarias, en la capital leonesa, con asistentes zamoranos y salmantinos. A las que hay que añadir los amagos en estas dos provincias. Después de 36 años de autonomía impuesta, hay un hecho destacable ante la última reforma del Estatuto de Autonomía de Castilla y León. Este hecho fue la propuesta de la Unión del Pueblo Leonés (UPL) en la Diputación de León del proyecto de Estatuto, aprobado con la abstención de los grupos parlamentarios PP y PSOE, que recogía el proceso por el que la provincia de León y el resto de provincias del antiguo reino, si así lo decidían, podrían iniciar su proceso en la actual Comunidad Autónoma para establecer la ya ansiada ‘Comunidad Leonesa’.

Como era previsible, el proyecto fue rechazado por las Cortes de Castilla y León en Valladolid, capital de la autonomía, ya no sé bien si lo es de derecho o solo ‘de facto’. Pero no deja de ser un hecho la postura de la UPL, que sigue dando aire, esperanza y más ganas de luchar, si cabe, a todos los leoneses para que algún día se haga justicia a esta postergada tierra. Pero, por desgracia, ¿de qué te vale, León, tener tanto inteligente de Trabadelo a Riaño, si cuando oyen ‘rebaño’ creen que es baño muy frecuente; que oyendo decir ‘redaño’ se daña mucho a la gente; que el colmo decir que ‘escaño’ es el del agua corriente; y decirle al que viniere que aquí todo satisface, si hoy más gente en ella muere que en la que su seno nace?

¡Ay, León, venga a nosotros tu reino y salir de esta agonía que por mor de un contubernio perdiste tu hegemonía para dársela a otro dueño, que llaman «autonomía», siendo como tal un sueño que recobres algún día!
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