fulgencio-web-1.jpg

Al entrar, a mano derecha

07/08/2022
 Actualizado a 07/08/2022
Guardar
No vos parezca mal a los de la urbanidad que venís a vernos a los de la ruralidad cuando se os mete la canícula por la quijotera pero desde que ascendimos de «los de los pueblos», que es lo que fuimos toda la vida dios, a «los de la España Vaciada» nos habláis de otra manera y nos entendemos todavía menos que antes, que tampoco es que fuéramos como Simon y Garfunkel pero es que ahora parecemos Pimpinela, que para eso la madre de ellos es del concejo de Gordón y se conoce que algo se les pegó. O al revés, vete tú a saber.

Vuelvo al suco, que me esnorté y ni yo sé a santo de qué os estoy hablando de Pimpinela. La cosa era en lo tocante a cómo nos habláis desde que salimos en las tertulias de la tele y hablan de nosotros como si supieran algo de por dónde nos entra el agua al coco, pero ellos siguen por la linde.

Pues resulta que ya llegó la primera oleada de veraneantes y se plantan en la barra del bar, con las varices al aire, un codo sobre la barra y el otro enfocado al tendido y les da por reflexionar, con lo que refrescarían si bebieran de la cerveza pero no, les da por reflexionar, y después de media hora pontificando nos preguntan sobre qué nos parece a nosotros el problema del la energía, el gas, Rusia y la Unión Europea.

- Yo tengo cocina de leña; le cortan con pocas ganas de reflexión.

Entonces se mete por la paz del pueblo y esas cosas, que él para ir a casa tiene que andar tres calles, coger dos metros, llamar a un Uber y después ir hasta Usera.

Y el paisano de la cocina de carbón, que vive enfrente del bar, le vuelve a preguntar: «Entonces tú casa, allí en Madrid, ¿está según entras, a mano derecha o a mano izquierda?».
Lo más leído