marfte-redondo-2.jpg

Al alba del parlamentarismo leonés

11/06/2022
 Actualizado a 11/06/2022
Guardar
Con voz firme y rotunda comenzó la esperada lectura. «En el nombre de Dios. Yo, Don Alfonso, rey de León y Galicia, al celebrar las Cortes en León junto con el arzobispo, los obispos, los magnates de mi reino y los ciudadanos elegidos por cada ciudad, decreto y aseguro, mediante juramento, que conservaré para todos los clérigos y laicos de mi reino, las buenas costumbres establecidas por mis predecesores».

Las primeras palabras de los Decreta, un pequeño corpus jurídico que recoge en 17 artículos el resultado de las Cortes de León, retumbaron como truenos asombrando a los asistentes que permanecían expectantes esperando conocer el contenido de aquellas nuevas normas. Para ello habían sido convocados. Por fin conocerían los nuevos usos y costumbres que, decían, iban a ser promulgados en beneficio del pueblo. Por primera vez, los ciudadanos se codearían con nobles y representantes de la Iglesia para establecer unas normas de convivencia en lo que era el Reino de León. En Europa se estaba produciendo el alumbramiento de la democracia.

Era un soleado y primaveral día de marzo de 1188 y un cielo azul se cernía esperanzado sobre el Claustro de la Real Colegiata de San Isidoro. El joven monarca leonés Alfonso IX, cumpliendo un sueño, estaba a punto de hacer historia al convertir el Reino de León en la cuna del parlamentarismo europeo. Un hecho que no debería pasar desapercibido y que no ha recibido por parte de los medios y las instituciones toda la atención que se merece.

Era la primera vez que se contaba con el pueblo llano para impartir justicia. El nacimiento normativo de la democracia, una vuelta de tuerca a favor de la humanización del derecho. Una apuesta arriesgada por parte del rey Alfonso IX, último rey del Reino de León como Reino independiente. Sería su hijo Fernando lll el Santo el monarca bajo cuyo dominio se unirían los Reinos de León y Castilla.

Esta tarde, las principales calles del corazón de León experimentarán un viaje en el tiempo después de que la pandemia congelara el evento que llevaba celebrándose nueve años ideado e impulsado por el profesor Hermenegildo López, apasionado defensor de lo leonés y autor de varios libros .

El evento comenzará a las 19.45. Partiendo de la Iglesia de Santa Marina la Real, comenzará el desfile de los participantes demócratas que, ataviados con nuestras mejores galas medievales, iremos por la calle Serranos, San Pelayo y la plaza de Regla.

Tras una breve presentación del evento frente a la Pulchra Leonina, los participantes nos dirigiremos, entre tonadas provenzales y cantigas varias, a San Isidoro, a cuya amparo se fraguó la gesta legal. Allí tendrá lugar la populosa dramatización: «Al alba del parlamentarismo leonés».

San Isidoro, centro neurálgico de la espiritualidad de nuestra ciudad, que se verá mecido por los arrullos del Coro Gregoriano del Císter de Sandoval y será testigo de lo que parlamenten y sellen, como dice el último del artículo de los Decreta, el firme compromiso «de mantener la justicia y conservar la paz en el reino».

En palabras de Hermenegildo López, quizá ello contribuya a «ganar en estima para ser capaces de levantar el ánimo de una sociedad demasiado vacilante y casi desmoralizada».

Que así sea.
Lo más leído