Aires de sentido común

Llama poderosamente la atención el contenido de algunos pactos de gobierno que, a la hora de la verdad, nacen perfectamente incumplidos ya que ninguna de las dos partes podría ser capaz de convertir en realidad lo que promete. Con el tema de la llamada transición justa ha pasado un poco eso: todos los políticos, salvo honrosas excepciones, se ponían de perfil ante la gran cantidad de proyectos que ponían en pie de guerra los municipios pero que no encontraban resistencia entre las autoridades. Por eso, cuando habla alguien como Laura Martín, que es directora del Instituto para la Transición Justa y que, por tanto, combina autoridad en la materia y sentido común, es siempre de agradecer que ponga un poco de cordura a lo que en el Bierzo parece una carrera desbocada por poner en cada monte un molino de viento. Se anuncian ayudas, algunas eléctricas quieren hacerse con la tajada gorda de los fondos europeos, y mientras tanto en los pueblos se generan enfrentamientos que, en muchos de los casos, pueden resultar definitivos. El Gobierno anuncia que paralizará los que sean pura especulación. Ojalá lo cumpla.