Aire Limpio ha alzado la voz contra el proyecto de esta planta que catalogan de "peligrosa y contaminante, con capacidad para almacenar 17.000 toneladas de residuos tóxicos" que acarreará el trasiego diario de camiones de obra, bañeras, contenedores, máquinas trituradoras de áridos, machacadoras de mandíbulas, molinos de impacto, retroexcavadoras, ruido, polvo, humos, contaminación y molestias junto al cementerio.
Según explican desde la organización, el proyecto cuenta ya con licencia ambiental de la Junta de Castilla y León, pero ahora es la Junta de Gobierno local quien debe decidir sobre el uso del suelo, dentro de su normativa urbanística. Y es que los terrenos están catalogados como suelo rústico en el Plan General de Urbanismo de Ponferrada, y no como suelo industrial, por lo que su instalación requeriría de una licencia de uso excepcional que corresponde autorizar a la Junta de Gobierno del Ayuntamiento, que debe aprobarla o rechazarla.
No obstante, se quejan de que la Junta de Castilla y León ha tramitado el proyecto con Evaluación Ambiental Simplificado, "cuando la ley exige una Evaluación Ambiental Ordinaria" y dicen que "el informe es un paripé" firmado por el delegado de la Junta en León, Martínez Majo, en el que "se omite la gravedad de residuos como cenizas volantes, neumáticos fuera de uso o metales pesados”.
Por eso, solicita a la Junta de Gobierno del Ayuntamiento que le reclame a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León "que amplíe el expediente, dando audiencia expresa a todas las parroquias del municipio de Ponferrada, así como a las Juntas Vecinales y asociaciones vecinales, que se emita un informe jurídico del Secretario Municipal sobre la presunta ilegalidad de la Evaluación Ambiental Simplificada y finalmente, que se deniegue la autorización en defensa del interés público de la ciudad”.
Junto al cementerio
Concluyen que el proyecto es "descabellado y nada respetuoso con un lugar de recogimiento y oración, al que están unidos miles de vecinos y vecinas de Ponferrada” como es el cementerio. Y además "una bomba de relojería a las puertas de la ciudad" a nivel ambiental, en la que se acumularán residuos como "plástico, cenizas, escorias y polvo de caldera, cenizas volantes de carbón, de turba y demadera, residuos cálcicos de reacción procedentes de desulfuración de gases de combustión, cenizas volantes procedentes de coincineración, residuos procedentes de la depuración de gases, residuos procedentes del almacenamiento y preparación de combustible de centrales de carbón, escorias, cascarilla de laminación, y moldes de fundición, fibra de vidrio, metales, papel, cartón, maderas, vidrio, textiles, neumáticos fuera de uso, mezclas bituminosas, residuos de la limpieza viaria, de alcantarillas y residuos voluminosos”, entre otros muchos.
Insisten en que al al impacto visual, sonoro y ambiental, se unen "las inevitables emisiones de polvo, humo y gases, cuando no las filtraciones en una ladera del monte por la que discurren aguas pluviales, corrientes y manantiales que vierten al Boeza y al Sil".
Por todo ello, cree que "la Junta de Gobierno de Ponferrada no puede acceder, salvo prevaricando a una autorización contraria a la ley ya el sentido común".