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Ahí te arrizcas, cabrón

28/01/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Estábamos todos avionando a que venía el pedáneo de la Junta Vecinal de España y lo más probable es que viniera en un avión y, como en la película, antes de llegar empezaría a tirar gochos con paracaídas para que los fuéramos recogiendo según aterrizaban y de allí al banco, a Caja España no, al de matarlos. Cuchillo de achuquinar, caldero para la sangre, sebo, unto, mondongo y el viaje del presidente hecho morcillas, que es lo menos que se le puede pedir a un pedáneo de España que encima viene a pedirnos perdón porque había dicho que valía mucho más un inglés que uno de la comarca, llevando la contraria a Tasio el de Taranilla cuando les dice a las de Prioro: «Vale más ser vaca contigo que mujer con un emperador británico».

El único que maliciaba era El Caligüino, pero como él es de natural atorrante lo mandamos a tomar pol saco a la fuente del pueblo a 13 bajo cero, y sin manguitos para flotar porque se nos quedaron en Gijón cuando nos llevó la parroquia con lo que sacamos de cobrar entrada para ver las filminas. «Ahi te arrizcas, cabrón», le dijimos cuando volaba camino de romper con la cabeza la capa de hielo que se había formado por arriba del agua.

Pero salió sin un catarro e insistió y cuando todos mirábamos para el cielo a ver si caían los gochos con los paracaídas de la bandera de España, ¡faltaría más teniendo la rojigualda! ya dijo el transitor: «Viene en tren».

- No me joder, que este es gallego.

Pues pon jodiola. Vino y no trajo ni gochos, ni paracaídas, ni manguitos para flotar. Y cuando estábamos con la cabeza gacha hurgó El caligüino: «Ya lo dice el refrán asturiano a la hora de que crezca la hierba: Dios y el cucho (abono en lleunés) hacen mucho... pero sobre todo el cucho».

¡Cuánto mejor habíamos hecho tirándolo a la fuente! «Ahí te arrizcas, cabrón»
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