Agustín Lobato: "Retomaremos el proyecto del regadío en la zona y haremos más plazas en la residencia"

Después de desvincularse de la vida religiosa, Lobato llega por primera vez al Ayuntamiento de Valderas a sus 75 años

T. Giganto
11/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Agustín Lobato, nuevo alcalde de Valderas tras el 26 de mayo. | L.N.C.
Agustín Lobato, nuevo alcalde de Valderas tras el 26 de mayo. | L.N.C.
Mucho ha cambiado el Ayuntamiento de Valderas en los últimos años. Los números rojos apremiaban, se llegó hasta a hablar del embargo de bienes comunales y los vecinos han tenido que organizarse en asociaciones para sacar adelante actividades que el Consistorio no podía sufragar. Ahora el Ayuntamiento de Valderas inicia una nueva etapa tras una legislatura de estrecheces pero en la que, con Ignacio del Pozo en cabeza, han conseguido reducir notablemente las deudas. En las últimas elecciones municipales, los valderenses eligieron por mayoría absoluta que quien encabece el Consistorio durante los próximos cuatro años sea Agustín Lobato, el número uno de una candidatura que bajo las siglas del PSOE se presentó durante toda la campaña electoral como "la candidatura progresista". A los 75 años, Agustín comienza una nueva aventura al tiempo que Valderas inicia una nueva etapa. Él lo hace tras una vida laboral dedicada a lo social, al trabajo con los colectivos más vulnerables de la mano de instituciones como Secretariado Gitano o Cruz Roja. Estudió en Valderas, a los 13 años ingresó en el Seminario, cursó estudios de Filosofía y Teología y ha sido sacerdote en municipios de la zona de Sahagún y de Valencia de Don Juan. Una vez desvinculado de la vida religiosa se centró en la formación de voluntariado y como mediador social y recuerda la lucha del sur de León por evitar la apertura de una central en Valencia de Don Juan como un punto de inflexión en el que comenzó su lucha por mejorar la sociedad. El empeño con el que siempre se volcó por conseguirlo prevé ahora trasladarlo "para trabajar por Valderas", su pueblo.

– ¿Cuánto ha cambiado la política desde aquellos años 70 que vivió con tanta intensidad con importantes movimientos sociales en el sur de León como el de la oposición a la central nuclear o las organizaciones agrarias?
– Los dirigentes de antes estaban vinculados a la vida, a la acción, a la experiencia, al sufrimiento, al tajo... Y ahora son niños que vienen de ‘sus’ universidades con ‘sus’ títulos pero sin experiencia ni de la vida. Ni han sufrido ni han visto sufrir. Eso es fundamental y hay gente con mucha capacidad técnica pero con falta de experiencia de la vida y esto solo se gana viviendo.

– Tras una vida laboral ya culminada, ¿qué le ha llevado ahora a dar un paso al frente para gobernar en Valderas?
– Hace años ya me habían intentado convencer para que aportase mi experiencia a mi pueblo ante el vacío que había de dirección en el Consistorio. Lo intentaron pero yo estaba trabajando y con tanto problema como había y que yo desconocía di marcha atrás. Pero ahora me gustaba la idea de hacerlo y también quería apoyar a algunas personas de Valderas que estaban moviendo la candidatura progresista. Sí sabía que había que hacer algo pero no pensaba en encabezar la lista. Al final lo hice, y en parte porque me preocupaba que mucha gente de mi pueblo vinculada a una historia dura no tuviese representación de sus hijos y de su gente en las elecciones. Hemos tenido gente de apoyo de mucho nivel, y finalmente así se hizo. Somos gente de izquierda no vinculados a partidos pero sí en la línea del socialismo y de lo social.

– La primera decisión ha sido cambiar de sede el Ayuntamiento. ¿Qué más planes tienen?
– El equipo de gestión lo formamos los cinco concejales de la candidatura que entramos en la corporación municipal pero también las personas que nos apoyaron en su momento y que siguen como colaboradores en la distancia. Estamos muy arropados por ellos. Ellos estarán ahora en los grupos que queremos crear para analizar las necesidades de Valderas en diferentes ámbitos de cara a tomar decisiones. Estas comisiones de trabajo son muy necesarias y queremos que de ellas formen parte gente de otros partidos y de la calle. Patrimonio, medioambiente, sanidad... grupos de trabajo en los que aquellos que más sepa, más puedan contribuir. En cuanto al cambio de sede al Seminario, queremos pasar allí todos los servicios municipales y también que las personas mayores tengan accesibilidad. Los mayores han de ser nuestro ojito derecho porque han votado con la esperanza de cambiar las cosas y el primer cambio debía repercutir en ellos. También tenemos planeado acabar con el vacío de regulación de servicios municipales y por ello hacer ordenanzas para regularlos. Vehículos, terrazas... Todo tiene que estar dentro de un orden y llevamos 8 o 10 años sin cumplir con ordenanzas. Haremos plenos habitualmente para que se expresen todas las voces.

– En cuanto al patrimonio, ¿algún plan?
– Es una riqueza de cara al turismo y al futuro y tenemos que volcarnos con él. En Valderas es inmenso pero está como está. El Ayuntamiento responderá si ese patrimonio es suyo pero intervendrá con toda la fuerza de su experiencia si es privado para evitar que se pierda. Hemos pensado en un museo etnográfico. Del pueblo es la historia, el patrimonio, el arte, la calle... A mí no que no me hagan comulgar con ruedas de molino, que hay películas que ya me las conozco bien y para entretener vale cualquiera. Nosotros queremos dar la cara. No vamos a hacer cosas raras pero sí conseguir que la gente esté agusto y siga aprendiendo.

– No son tiempos de grandes obras, ¿pero alguna más pequeña entre manos?
– Lo que hay de remanente no da para obras, pero sí para que las zonas recreativas se pongan al día como el entorno del polideportivo, el pabellón... En cuanto a lo cultura, queremos potenciarla. Tenemos que aprovechar los recursos de la administración y también retomar el tema de traer los regadíos a la zona, un proyecto que no ha avanzado y que ha supuesto un freno al desarrollo de Valderas. Tenemos que acabar de arreglar el Seminario, sobre todo la zona que da a la carretera, y también hay que ampliar la residencia y que tenga más plazas. Cada año una cosa.

– ¿Cómo vivió los años más convulsos del Ayuntamiento valderense?
– Nunca pensé que pudiese pasar algo así, que se pueda gastar tanto dinero y se pueda generar tantísima deuda en un Ayuntamiento. Fue un despropósito de gente a la que le gustó mucho gastar de lo público para lucir el tipo o intereses que no soy quien para juzgar porque hay dos o tres temas que están en los tribunales y que espero que antes de final de año se resuelvan. También la burrada que hizo Confederación con el azud del molino esperamos que se resuelva y ya está en los tribunales también. Que se aclare todo porque muchas cosas se han ido pagando en perjuicio de la gente que no ha podido casi ni respirar con servicios mínimos pero ahora ya hay para ir tirando. El pueblo necesita claridad y saber lo que ocurrió y que la justicia ponga a cada uno en su sitio.
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