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Aguadillas y vuvuzelas

16/07/2020
 Actualizado a 16/07/2020
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A pocas horas de comenzar mis vacaciones me está invadiendo la certeza de que cualquier verano pasado fue mejor. Sobre todo el del 1990. No había nacido vale, pero fue insuperable. Protegido de la canícula mientras flotaba en el vientre materno, el mundo no era más que la promesa de un maná que podía esperar. Tampoco estuvieron mal las vacaciones del 2000: mañanas de cuadernos ‘Santillana’, tardes de chapuzones en el río y noches frente a la ‘tele’ viendo el ‘Grand Prix’ ¿Y qué decir del verano del 2010? Ni el pulpo Paul hubiera pronosticado uno tan fantástico: aquel Mundial que por fin ganó España y ese agosto verbenero en el que tenía 19 años y 500 noches.

Ahora, en el estío de otro cambio de década, no existe verbena que pase del ‘¿en tu casa o en la mía?’. Una comida multitudinaria tiene pocos comensales más que la de un bautizo en Caminayo y los guajes cambian las fiestas de la espuma por las del hidrogel. Hasta ‘fardahuevos’ y bikinis dejan paso a las mascarillas como prendas de temporada.

Previsiones vacacionales poco alentadoras si se comparan con esos veranos que ahora recordamos idílicos. Y es que para hacer menos trágico algo tan humano como lo de ir sumando años, nuestra memoria idealiza los buenos momentos y olvida, que no borra, los malos. Del 1990 no me quedo con tener aquel molesto cordón umbilical como cepo. Ni con las aguadillas de mis primos mayores en el 2000. Todos nos acordamos del ‘Iniestazo’, pero nadie de aquellas cansinas vuvuzelas.

Las vacaciones del 2020 serán tan buenas o tan malas como las queramos recordar. No tendremos grandes viajes ni ‘macroeventos’, pero se presentan ideales para recuperar todo aquello que, sin saber muy bien cómo, esa trampa llamada progreso nos fue robando: jugar una brisca con la abuela, salir a pescar cangrejos, echar una cabezada a la sombra de un roble, sacar a un sobrino a cazar gamusinos o acampar para ver las Perseidas. Solo así conseguiremos que, allá por el 2030, se recuerden estas vacaciones como las que nos enseñaron que cualquier verano pasado… solo fue anterior.
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